La Audiencia condena a los dos acusados en la operación Vagón

José Salazar Jiménez (37 años) y Fernando Hernández Asensio (43 ) fueron condenado por la Audiencia de Ourense a tres años y medio de prisión para cada uno por un delito de tráfico de drogas que causan grave daño a la salud (heroína), además de un multa de 1.000 euros.
La imputación de ambos arranca de la llamada operación Vagón contra el tráfico de drogas que se desencadenó el seis de febrero del pasado año cuando, la Policía supo, mediante intervenciones telefónicas, que ambos iban a quedar en la localidad pontevedresa de Salceda de Caselas para una venta de heroína por parte de Hernández Asensio a Salazar Jiménez. La entrega fue vista por la Policía, que intervino 49,599 gramos de heroína, con una pureza del 13,29%, pese a que el primero la arrojó al suelo del interior del turismo en el que iba el segundo al detectar la presencia de los agentes. La escena no sólo fue presenciada por los policías sino también, tal como recuerda el magistrado ponente, por una persona que viajaba en el coche y que al comienzo de la instrucción declaró también como imputado. 'El testigo, acompañante de José Salazar, coincide esencialmente en su declaración en juicio con lo afirmado por los agentes policiales: la bolsa la tiró el joven que se aproximó al vehículo, que fue la que cogió la Policía, y que José llevaba el dinero', recoge la sentencia del máximo órgano judicial de la provincia.


INTERVENCIONES TELEFÓNICAS

El magistrado ponente de la sentencia, Manuel Cid Manzano, rechaza la ilicitud de las intervenciones telefónicas que plantearon los letrados de la defensa. Según dice, 'existían sólidos indicios que justificaban la injerencia en un derecho fundamental' cuando se estaba investigando un delito grave. El fallo recuerda que la Policía remitió un oficio al juez en el que se detallaban seguimientos a Salazar Jiménez en los que se constataba que estaba vendiendo droga desde una caseta de A Cuña.

La sala considera probado tanto en las intervenciones telefónicas como el día de su detención que ambos habían quedado en Caselas para realizar un compra-venta de heroína. Las grabaciones denotan -recoge el fallo- 'un concierto de voluntades entre los acusados dirigido a hacer efectivo el intercambio' de heroína por dinero.

Para la Audiencia no cabe duda de que, aunque los interlocutores empleen palabras claves, las conversaciones telefónicas grabadas delatan a Salazar en el tráfico de drogas en la ciudad.

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