MÚSICA JAZZ

Benny Green, pianissimo

Por momentos daba la impresión que fuera el mismísimo Art Blakey quien se hubiera dejado caer por la escena, quien sabe

Hay días, –antes de dormir-, que uno recoge la impresión de encontrarse como espectador directamente con la historia y no se equivoca del todo, y eso te puede ocurrir incluso cuando asistes a un concierto de jazz. No uno cualquiera claro. Hablamos de Benny Green Trío.

Ourense. 16-05-2016. Benny Green Trío en el Café Latino. PazBenny Green, desde su cara de eterno adolescente recién salido de la Universidad, lleva los genes de la música tras de sí, aferrados a los poros de su piel como otros tatuados el nombre de su novia. Hijo de Bert Green, quien como saxofonista hizo carrera ejemplar junto a los grandes, éste le supo trasmitir una pasión por la música que le alcanzaría como un rayo, y ahora Benny lo recoge todo como una esponja presa de una habilidad y un fraseo al piano indiscutible capaz de hacerse preciso incluso cuando toca a una velocidad de vértigo. Lo habíamos visto en muchas ocasiones acompañado por el insigne guitarrista Russell Malone, que lo envuelve y pasea por otras tesituras; en formato de trío es otra cosa, y sobre todo si él es el protagonista y la percusión la entiende un monstruo como Rodney Green, un mal encarado –no todo el rato, no siempre; puede que lo suyo sea un particular sentido del humor- batería, que resulta la más precisa maquinaria que aporrea cada canción como si fuera la última, con un protagonismo sobresaliente pero que nos enmudece a todos, y al que hay que valorar por su trabajo de exquisitez absoluta. Por momentos daba la impresión que fuera el mismísimo Art Blakey quien se hubiera dejado caer por la escena, quien sabe.

Hubo homenajes para todos que en el caso de Benny son muchos. Si su vida ha estado Ourense. 16-05-2016. Benny Green Trío en el Café Latino. Pazsujeta a esas oportunidades con las que se ha encontrado de frente y que le han dado la leyenda que hoy le representa, desde Ray Brown con el que tocó en su última etapa, a Freddie Hubbard, anoche hubo un recuerdo especial para Cedar Walton, otro pianista excepcional que pasó por el local y por el que Benny siente veneración. También por supuesto para los Jazz Messengers, de los que formó parte.

La música de Benny puede ser romántica en su versión más clásica donde la nota más leve y mínima adquiere una precisión de diamante, hasta asilvestrada y salvaje –dentro de un orden- como una máquina atropellada donde como un tsunami se apodera de todos. Pocos pianistas tienen esa capacidad envolvente con la historia de la música de apoderarse de ellos como si fuera un legado, de traerlos y llevarlos pero sin la necesidad de parafrasearlos como quien los cita de boquilla. Lo suyo con la música es un estudio minucioso y de un valor difícil de imaginar si no lo escuchas, merced a su gran calidad y virtuosismo.

Digno destacar a David Wong al contrabajo que, sin grandes aspavientos, supo estar donde se le pide, arropando a cada canción el motor preciso, y que un trío diera la impresión de sonar como una gran orquesta. Es probable que el de Benny Green sea –y no es fácil- el punto álgido de un festival cuyo nivel está altísimo y que sin duda estamos disfrutando como enanos. Al día siguiente la vida sigue, y cada uno por su lado, Rodney Green, destino a New York, David Wong, a Japón, y Benny, a Dinamarca, a ver a su novia, dice. Así es la música, su música, un crisol de muchos mundos.

En un momento del concierto, Benny paró la música, micrófono en ristre inquirió a Eduardo Rodríguez-propietario del Latino- por su casa, por su ciudad, quien se encogió de hombros. Benny apuntó hacia los cd’s que recogen su música, editados por él mismo. Era cierto, allí está su casa, la de un músico que es ya su propia historia.

Concierto: Benny Green Trío

Lunes 16 de mayo, en Café Latino. 15 Euros.

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