La Policía Nacional sospecha que los tres atracadores que asaltaron el miércoles la joyería 'Juysa' en el centro de la ciudad, en donde se hicieron con 'varias mantas de alhajas' tras maniatar con bridas a su propietario y encañonarlo con una pistola, son personas extranjeras.
Precisamente, fuentes de este cuerpo policial, cuyos investigadores trabajaban durante la pasada jornada para descifrar la autoría de esta sustracción violenta, indicaron que los asaltantes tenían 'acento sudamericano' y que, tras irrumpir en el negocio, emplazado en el número 28 de la calle Santo Domingo, 'encerraron al dueño en la trastienda'. Asimismo, reiteraron que se llevaron distintas joyas, entre las que había sortijas con diamantes y numerosas alhajas de oro. La cuantía del botín fue valorado en 100.000 euros.
Los efectivos policiales resaltaron, además, que, a pesar de que ataron de pies y manos al propietario a una silla, no lo agredieron.
Por otro lado, Luis Torres, el dueño de una tienda de bisutería contigua a la joyería atracada, explicó ayer que pudo hablar con la víctima tras el suceso y que llegaron a taparle la cabeza con la funda de una mesa-camilla, además de ponerle la pistola en la sien.
Por último, fuentes policiales incidieron ayer que los investigadores estaban indagando en lo sucedido a través de las pruebas que recabaron en la joyería que sufrió el asalto (huellas) y examinando las cámara de seguridad de negocios cercanos.
Los atracadores actuaron a cara descubierta, aunque llevaban gorras con sus cabezas.
Los efectivos policiales resaltaron, además, que, a pesar de que ataron de pies y manos al propietario a una silla, no lo agredieron.
Por otro lado, Luis Torres, el dueño de una tienda de bisutería contigua a la joyería atracada, explicó ayer que pudo hablar con la víctima tras el suceso y que llegaron a taparle la cabeza con la funda de una mesa-camilla, además de ponerle la pistola en la sien.
Por último, fuentes policiales incidieron ayer que los investigadores estaban indagando en lo sucedido a través de las pruebas que recabaron en la joyería que sufrió el asalto (huellas) y examinando las cámara de seguridad de negocios cercanos.
Los atracadores actuaron a cara descubierta, aunque llevaban gorras con sus cabezas.
