La Brilat, vigía de los incendios desde lo alto de Viana do Bolo

La Brilat aterrizó en Viana do Bolo a mediados de agosto. Desde allí observan la aparición de nuevos incendios y pasean por las parroquias para disuadir a posibles incendiarios

Por las calles de Viana do Bolo se pasean desde mediados de agosto varios grupos de militares. Comen en los bares junto a los civiles, hacen preguntas y visitan los negocios locales. Van ataviados con su uniforme de camuflaje y, lejos de resultar extraños, provocan simpatía entre los habitantes, que se acercan a preguntarles, sobre todo, “si necesitan algo”

La presencia de la Brilat en esta localidad es habitual desde 2007. Llegan como parte de la operación Centinela Gallego, pensada para la vigilancia -desde miradores y con medios aéreos- de los incendios forestales. Además, los paseos de los militares por los pueblos de la comarca no son casuales. Con su presencia pretenden prevenir (disuadir) que se prenda más, su visita significa que “hay alguien observando”. 

Ourense es la provincia gallega que cuenta con más bases de despliegue, concretamente 15. Le siguen Pontevedra y A Coruña, con nueve cada una, y Lugo es la que menos tiene (6). 

24 horas de vigilancia

Los prismáticos y una tablet para geolocalizar los incendios, herramientas fundamentales.
Los prismáticos y una tablet para geolocalizar los incendios, herramientas fundamentales.

Los catorce profesionales que se quedan en Viana, residen en el colegio Bibei. Desprovisto de alumnos en verano, las aulas se convierten en habitaciones, un gimnasio y varios centros de operaciones. Desde allí, el sargento primero Quiroga da las órdenes a las diferentes patrullas. La zona debe estar 24 horas vigilada

El modus operandi consiste en acudir, por turnos, a los miradores en los que se obtiene una visión panorámica. Allí, mediante prismáticos o lentes de visión nocturna (si es de noche) se presta atención a un amplio perímetro. En cuanto se divisa humo, se alerta a la Guardia Civil. Este verano, solo en la comarca de Viana, ya se localizaron hasta cuatro fuegos en su estado de inicio. En Galicia fueron avistados por el Ejército un total de 53. 

Su misión no es apagar, pero no son ajenos a la realidad: “Hay una serie de circunstancias en las que sí se puede actuar, que es cuando hay riesgo para una vivienda, una persona o un animal”, apunta el teniente coronel Domínguez. Además, acostumbran a implicarse en la comarca. El pasado viernes 25 un ciclista se cayó en Trives y quedó inconsciente. Dado que los militares estaban allí, lo auxiliaron mientras no llegaba el 061.

La franja

Aunque se vigila las 24 horas, el teniente coronel Domínguez indica que “lo más habitual es que los focos se inicien entre las 18,00 horas y las 23,00, porque los medios aéreos no pueden volar de noche y los incendiarios lo saben”. 

Este verano la incidencia de fuegos es menor, pero los militares no se confían. “Podrían llegar en septiembre y octubre”, afirman. Su convenio está vigente hasta el 30 de septiembre, pero es prorrogable.

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