Once regidores llevan tres décadas o más en el cargo, siendo la provincia con más veteranos de España

A la cabeza de alcaldías treintañeras

Once alcaldías de la provincia son oficialmente treintañeras desde el pasado 3 de abril, aniversario de las primeras elecciones municipales en democracia, en el año 1979. Alcaldes y alcaldesas (las únicas de España que resisten son las de San Cibrao, Sandiás y Ramirás) rememoran aquellos tiempos en los que ‘había moitísima ilusión pero pouquísimos cartos’. Ourense, además, lidera el ranking de alcalde más veterano de Galicia, con Manuel García Montero y sus 43 años al frente del municipio de Cenlle.
De los 69 alcaldes que la Federación Española de Municipios y Provincias fija con 30 años en el cargo, 11 se encuentran en la provincia. Y serían una docena si no fuese por el paréntesis en el cargo de Isaac Vila, alcalde de Xinzo desde 1979 e inhabilitado durante cuatro años. A esta cifra de auténtico récord hay que sumar la presencia de las alcaldesas más incombustibles de toda España (Elisa Nogueira en San Cibrao, María Pilar Otilia López en Ramirás y Concepción Méndez en Sandiás) y del regidor que ostenta el bastón de mando más antiguo de toda Galicia, Manuel García Montero, con 43 años al frente de Cenlle.

Desde que el 3 de abril de 1979 los españoles acudieron a las urnas para elegir a sus primeros alcaldes y concejales en democracia, mucho ha cambiado el municipalismo tal y como hoy lo entendemos. Los regidores que entonces se hicieron con las riendas de los ayuntamientos recuerdan con nostalgia lo positivo y lo negativo de aquella época de profundos cambios en la organización política de las administraciones locales. Todos coinciden en señalar la tremenda ilusión que se respiraba hace tres décadas y las ganas de todos los concejales, sin importar los colores políticos, por sacar adelante obras e infraestructuras. Esa ‘emoción contagiosa’ chocaba frontalmente con la limitación presupuestaria de los concellos: ‘Había muchas ganas pero ni una puñetera peseta’, recuerda el alcalde de entonces de la ciudad, José Luis Pérez Iglesias, que rememora sus viajes a Madrid para pedir fondos y veía con estupor como en el Gobierno primaban a ciudades como Salamanca sin querer atender a sus peticiones.

María Pilar Otilia López, que llegó a la Alcaldía de Ramirás después de que estuviese presidida por su hermano César desde hacía 16 años, también recuerda aquella lucha contra la falta de liquidez del concello: ‘La gente se sentía responsable y colaboraba con lo que hiciese falta, haciendo caminos o mezclando cemento, porque todos queríamos ver mejoras en el pueblo’, relata, ‘y todo lo que se conseguía era bueno y apreciado, como la creación del colegio o del centro de mayores’, ejemplifica.

Treinta años después, los alcaldes, sobre todo los de ayuntamientos pequeños, señalan las mejoras pero inciden en que la situación no es ni mucho menos boyante: ‘Nos concellos rurais todo lle compre’, explica Manuel García, de Cenlle, ‘por eso sempre temos que estar pendientes do resto de administracións para conseguir cousas’.

Rogelio Martínez: ‘Hai que limitar os mandatos, porque se adquiren vicios’


Con 22 años recién cumplidos, Rogelio Martínez se convirtió en el alcalde más joven de España en 1979. Treinta años después permanece al frente del Concello de Arnoia y recuerda con nostalgia aquellos comien- zos difíciles en un municipio castigado por la pobreza que contaba con su propio ‘padrón de beneficencia municipal’. El sentimiento de unidad que se respiraba hace tres décadas es lo que Rogelio Martínez destaca como lo más positivo: ‘Todos os concelleiros colaboraban moitísimo en buscar axudas no Goberno Civil, na Deputación e en Extensión Agraria, que eran os únicos sitios onde as podíamos pedir. E non había sábado no que non foramos a traballar para preparar hormigón e botalo nos camiños’.

Aunque ahora ve como ‘triste’ el clima de crispación política en los municipios, ‘agora basta con que un propoña algo para que outro diga que non’, dice, recuerda también épocas felices del día a día de un alcalde rural: ‘O rexedor dun pobo pequeno é alcalde, xuiz, confesor e case, case, ata médico. Hai un dito que di que a un alcalde ‘o que non lle compete, lle incumbe’, e é unha cousa ben certa’.

Rogelio Martínez echa ahora la vista atrás y reconoce que ha llegado al fin de un camino. ‘Despois de 30 anos o meu recorrido ten que rematar. Quero que Arnoia siga mellorando, e eu axudarei dende onde esté’. Aun así, hace un llamamiento a los poderes públicos y reconoce que los mandatos tan largos no son del todo positivos: ‘Hai que pensar en limitar os mandatos, porque non é bo. Se adquiren vicios malos e se perden cousas boas como a ilusión’, aunque reconoce que tras la victoria de Núñez Feijóo ‘volvín a sentir esa sensación ilusionante’.



Manuel García Montero: ‘O que sempre me gustou foi o contacto cos veciños’


En 1966, un joven maestro procedente de una escuela de Zamora regresó a su pueblo con la plaza de docente bajo el brazo. En aquel año, Manuel García Montero, animado por Eulogio Gómez Franqueira, decidió entrar a formar parte en la corporación municipal de Cenlle como concejal y tres años después, se convirtió en alcalde. Hoy en día es el regidor más veterano de toda Galicia y aunque en 2006 anunció su retirada, la repentina y trágica muerte de su sucesor al frente del PP de la localidad le hizo recapacitar y volvió a revalidar su mayoría absoluta en 2007.

‘Cando entramos a gobernar con UCD non había un só teléfono do municipio, e tiña que ir a Ribadavia a chamar para calquera cousa’, relata, al tiempo que reconoce que aunque las dificultades económicas eran muchas, ‘o que máis me gustaba, e me sigue gustando, era atender aos veciños. Do contac to humano podo presumir’. Papeleos, dudas y hasta visitas al médico eran algunas de sus funciones, cuando no era necesario reponer bombillas en el deficiente alumbrado público de la época: ‘¡Cantas veces subín aos postes para cambiar as lámparas fundidas!’, rememora, al igual que el espíritu de unión de todos los concejales por lograr mejoras, independientemente del partido al que perteneciesen.

Manuel García señala una de las mayores dificultades sociales de Cenlle: su terrible fractura debido a la Guerra Civil. ‘Sempre quixen ter unha Casa Consistorial en condicións, igual que un bo Centro de Saúde. Pero as feridas non curaban e había xente que non se quería atopar con outras persoas. Así que tivemos que optar por unha decisión salomónica e temos dúas sedes do Concello e dous ambulatorios’.

José Luis Pérez Iglesias: ‘El bipartito es el mayor error que se pudo cometer, a la gente le gusta sentirse gobernada’

De las elecciones municipales de 1979 surgieron 25 concejales pertenecientes a seis formaciones políticas diferentes. Liderando UCD se encontraba José Luis Pérez Iglesias, que ya había sido edil durante 25 años, y se convirtió en el primer alcalde de la ciudad en democracia. Aquella amalgama de ideologías se reunía tras los plenos en cualquier bar de la Praza Maior, ‘y allí nos insultábamos y no pasaba nada. La única forma de poner a parir al contrincante es a la cara, y así de buena era nuestra rela ción’. Tanto, que eran usuales sus comidas en casa de uno u otro e incluso las bromas. ‘Un concejal de la oposición decidió un día envolver el badajo de mi campanilla para que no sonase en el pleno’, recalca entre risas, al recordar las carcajadas de aquella sesión, al igual que las que provocó su sucesor en el cargo, Caride Tabarés, al llamarle a él ‘trashumante’ en vez de ‘tránsfuga’.

Ahora, su análisis de la situación actual carece de paños calientes. ‘El bipartito es el mayor error que pudieron cometer. Si ya es difícil que gobierne una persona, imagínate dos’. Argumenta que a la gente ‘le gusta sentirse gobernada’, algo que a su juicio no se está dando en la ciudad.











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