La Consellería de Medio Rural ha modificado la normativa reguladora de la Indicación Xeográfica Viño da Terra de Val do Miño-Ourense, que amplía la zona amparada y permitirá elevar la producción y calidad de los caldos de esta zona.
Con el fin de impulsar la producción de vino de calidad en municipios del área de la ciudad, la Consellería de Medio Rural acaba de aprobar la orden que modifica la normativa reguladora de la Indicación Xeográfica Viño da Terra de Val do Miño-Ourense, que ayer presentó el conselleiro Alfredo Suárez Canal, acompañado del delegado en Ourense, Xosé Rodríguez Cid. El reglamento sustituye a otro de 1987 y será publicado el próximo viernes en el Diario Oficial de Galicia.
De este modo, la consellería amplía el área de producción de siete a 14 concellos (con lo que finalmente quedará integrada por Amoeiro, Barbadás, Cartelle, Coles, Gomesende, Ourense, Nogueira de Ramuín, Padrenda, Pereiro, Pontedeva, A Peroxa, Quintela de Leirado, San Cibrao y Toén). En la actualidad, están amparadas 500 hectáreas en el registro vinícola de la indicación, si bien los técnicos de la consellería estiman que la ampliación del área geográfica puede suponer un incremento de otras 500 hectáreas y alcanzar, en el plazo de 10 años, una producción de tres millones de kilos (el triple que la actual, si bien sólo una mínima parte se comercializa, ya que la mayoría se dedica a autoconsumo).
Finalmente, la normativa introduce también nuevos criterios técnicos que permitirán mejorar la calidad de los caldos amparados.
De este modo, la consellería amplía el área de producción de siete a 14 concellos (con lo que finalmente quedará integrada por Amoeiro, Barbadás, Cartelle, Coles, Gomesende, Ourense, Nogueira de Ramuín, Padrenda, Pereiro, Pontedeva, A Peroxa, Quintela de Leirado, San Cibrao y Toén). En la actualidad, están amparadas 500 hectáreas en el registro vinícola de la indicación, si bien los técnicos de la consellería estiman que la ampliación del área geográfica puede suponer un incremento de otras 500 hectáreas y alcanzar, en el plazo de 10 años, una producción de tres millones de kilos (el triple que la actual, si bien sólo una mínima parte se comercializa, ya que la mayoría se dedica a autoconsumo).
Finalmente, la normativa introduce también nuevos criterios técnicos que permitirán mejorar la calidad de los caldos amparados.
