Los cuerpos de los dos jóvenes brigadistas estaban a sesenta metros del camino forestal, completamente calcinados

Un cambio del viento atrapó a los muertos en el incendio de Fornelos

Miembros de los servicios de emergencia introducen el cuerpo de uno de los fallecidos en un vehículo. (Foto: ALBERTE)
Fornelos de Montes vivía el jueves la resaca de las fiestas de San Lorenzo con una calma inusual en sus calles después de tres días de verbenas cuando, sobre las diez y veinte de la noche, sonó la voz de alarma.
Un vecino del barrio de Rial avisaba de que 'está ardiendo el monte' en el lugar llamado O Agro. En pocos minutos llegaban dos agentes forestales, tres motobombas, los retenes de Vigo, Pazos de Borbén y Redondela y dos brigadas antinciendios procedentes de Moscos integrada cada una por cinco brigadistas. A partir de ese momento comenzó el infierno en el que dos jóvenes, Rodrigo Amo (35 años) y Julio Martínez (27 años), morirían atrapados por las llamas en un camino sin salida a escasos metros de un grupo de viviendas.


Los equipos de extinción llegaron al camino forestal en el que se produce la tragedia a través de la carretera que pasa por San Vicente de Traspielas y llega a la zona de Rial por la parte de arriba, cogiendo en ese momento una pista forestal que les llevó hasta el foco. En este momento el grupo se divide y, mientras unos se dirige a buscar al coche motobomba, los dos componentes del retén de Vigo y los cuatro brigadistas se internan en el camino y comienzan a intentar, divididos en dos grupos de tres, a extinguir las llamas con batefuegos. El viento reinante, que en algunos momentos llegó a rozar los cien kilómetros por hora, aviva las llamas y los flancos del incendio se dividen en dos, por lo que uno de los hombres abandona el lugar para retirar el vehículo que se encontraba muy cerca del foco.


Es en ese momento, al filo de la media noche, en el que se produce la tragedia, de la que el compañero sólo se daría cuenta a su regreso y no encontrar a los dos fallecidos. Inmediatamente se pone en contacto con los otros tres brigadistas, y todos juntos inician la búsqueda de Rodrigo y Julio mientras avisan de su desaparición. El rastro de la zona tiene que ser suspendido durante algunos minutos ante la virulencia de las llamas, que ayudadas por el viento racheado y la maleza que cubre todo el terreno llegan a las copas de los eucaliptos y pueden ser vistas desde todo Fornelos. Una vez pasado el momento de máximo peligro, las brigadas regresan al camino. Lo que encuentran era la peor noticia. Los cuerpos de sus dos compañeros yacen completamente calcinados a escasos sesenta metros del camino en una zona arrasada por el voraz incendio que continúa muy activo y avanzando por los montes de Fornelos.


El levantamiento de los cadáveres sólo tendría lugar sobre las tres de la madrugada, después de que llegase al lugar la comisión judicial. Los cadáveres fueron trasladados poco después a Vigo, concretamente al hospital Nicolás Peña, para practicarles la autopsia y conocer así las causas de la muerte.

Intencionado

El origen del incendio que calcinó unas cien hectáreas de monte y que llegó a escasos metros de las viviendas e la parte alta del lugar de O Agro, en el barrio de Rial podría ser intencionado, según los datos aportados por la Xunta. La misma idea se desprende de las primeras investigaciones de la Guardia Civil, en las que se desprende que el fuego tenía dos frentes abiertos, uno en la zona en la que se produjo la muerte de los dos brigadistas y otra próxima al antiguo vertedero de basuras del municipio de Fornelos. La misma tesis es compartida por la mayoría de los vecinos de este municipio, en el que aseguran que 'no hay otra explicación. A esa hora no pudo ser otra cosa que alguien le plantó fuego , como ya sucedió otras veces', comentaban. Y es que en la memoria de todos todavía están los voraces incendios que en el verano del 2006 arrasaron gran parte de los montes de este ayuntamiento y de los vecinos de Pazos de Borbén y Pontecaldelas.


Otra de las circunstancias que complicaron aún más la situación que se vivió durante toda la madrugada del pasado viernes fue el viento, que en algunos momentos llegó a soplar con rachas próximas a los cien kilómetros hora. Fue precisamente esta circunstancia la que posiblemente causó la muerte de los dos brigadistas, que se vieron atrapados por las llamas cuando se encontraban en un camino forestal sin salida y que en apenas unos segundos se convirtió en una ratonera mortal para los dos jóvenes, que contaban con una larga experiencia en extinción de incendios.

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