Los ourensanos participaron ayer en la celebración de la apertura del Año Jubilar, en un acto de marcado carácter religioso presidido por el obispo Leonardo Lemos, encargado de abrir la Puerta de la Misericordia.
La Praza de Santa Eufemia se conviritó ayer a la tarde en un hervidero de fieles que no quisieron faltar a la apertura del Año Jubilar, un año de perdón y reconciliación para los católicos. Los ourensanos acompañaron en masa la sagrada imagen de Cristo en procesión hasta la Catedral. Allí estaba esperándolos el obispo de la Diócesis de Ourense, Leonardo Lemos Montanet, para proceder a la apertura de la "Porta da Misericordia", situada en el patio Norte, en la calle Juan de Austria.
Es la primera vez que se abría esta puerta santa, un ritual a través del cual se ofrece a los fieles de la Iglesia un camino extraordinario hacia la salvación durante el tiempo del Jubileo, que culminará el 20 de noviembre del 2016. Durante este periodo que comenzó ya el pasado día ocho, los cristianos tendrán la ocasión de recibir la indulgencia plenaria y descubrir el perdón de Dios. "Trátase dun ano de interés para os cristiáns no que temos que ter misericordia cos demais", explicó Gloria Fernández, una feligresa que hacía cola para cruzar la puerta santa. Lo mismo pensaba el devoto Vicente Gallego, quien también destacó "a necesidade de que a xente máis nova se sume a estas celebracións para que non perder a fe", explicó.
A esta cita tampoco faltaron autoridades políticas como el alcalde de la ciudad, Jesús Vázquez; el concejal de Promoción Económica, Jorge Pumar; el subdelegado del Gobierno, Roberto Castro o la delegada de la Xunta en Ourense, Marisol Díaz, así como ediles de DO, como Armando Ojea. A todos ellos les unía el deseo de encontrar la misericordia de Dios atravesando la puerta santa.
Tras la procesión, el obispo ofició una misa a la que asistieron numerosos de devotos que llenaron casi al completo la Catedral. Quedaba así inaugurado el Año Jubilar de la Misericordia en el tercer domingo de Adviento, en un acto que emuló a lo que realizó el Papa Francisco el día ocho de este mes abriendo las puertas de la basílica de San Pedro. Se trata de una iniciativa acogida por las iglesias de todo el mundo para favorecer la celebración del sacramento de la Reconciliación.
