La instalación, que costó siete millones, se usa para hacer derrapes y prácticas de conducción

La Central de Transporte sólo logró una empresa en 7 años

Instalaciones de la Central del Transporte, vacias. En la zona de aparcamiento se observan las marcas de derrapes de coches.  (Foto: MARCOS ATRIO)
Casi siete millones de euros invertidos y sólo una empresa instalada. Es el balance que deja la Central del Transporte, anexa al Polígono de San Cibrao, cuya primera fase lleva siete años construida y la segunda cumple ahora dos años desde el fin de las obras de urbanización.
En concreto, la construcción de la primera fase, de 76.100 metros cuadrados, finalizó en 2005 y la primera y única empresa se instaló en 2008 (Legufrut), aunque desde la Xunta sostienen que hay otras tres parcelas vendidas y que las demás se contemplan para otros usos (en concreto, un área de servicio con hotel, talleres, gasolinera y edificio administrativo), si bien no ha conseguido comercializarse a una entidad que se interese por su gestión. También vacía permanece el área de aparcamiento de camiones, que no es utilizada por los transportistas porque no la consideran segura (al ser una zona tan escasamente frecuentada) y prefieren aparcar en las calles del Polígono que están más transitadas.

Mientras, la segunda fase de la Central tiene una superficie empresarial de 44.768 metros cuadrados y están disponibles siete parcelas, en las que se permite uso industrial o comercial. Se habilitó una parcela de gran tamaño (5.338 metros cuadrados, que cuesta 427.433 euros), y otras seis de tamaño medio. En concreto, dos de ellas miden 1.590 metros cuadrados y cuestan 127.365 euros, mientras las otras cuatro tienen una superficie ligeramente inferior, de 1,494 metros cuadrados, y su precio es de 119.694 euros (en todos los casos, con IVA incluido). Otras tres parcelas, mientras, fueron cedidas al Concello de San Cibrao.

Así las cosas, el principal uso de la zona en los últimos años ha sido la realización de pruebas del rallye de Ourense. El resto del año, otros usuarios emplean sus calles o explanada con fines variopintos, como realizar prácticas de conducción o incluso carreras de coches con derrapes.

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