La cesta básica de azúcar, leche, huevos y aceite se dispara en Ourense

Las carteras de un número creciente de hogares en Ourense están en una encrucijada. O sacrifican recursos económicos para mantener su dieta habitual, o renuncian a ella para vivir de las ofertas

"Yo antes llenaba el carro, iba más lleno con menos dinero”, dice Olga entre los lineales del supermercado. Cuando una familia entra en un establecimiento de alimentación, la cartera empieza a sudar. Satisfacer la necesidad básica de nutrirse cada vez es más doloroso para la cuenta corriente de los hogares: la escalada inflacionaria del carro de la compra -cada vez más carrito- alcanza el 18% interanual, y el 25% desde que empezaron a dispararse los precios.

El alimento que más sube es el azúcar, que a nivel nacional se encarece un 53%. Otros productos básicos cuyo coste se ha hinchado son el aceite de oliva (34%), la leche (33%), los huevos (28%) o las legumbres y hortalizas (24%).

Es fácil constatar que los recibos  para calmar el apetito son más caros. En un céntrico supermercado de la ciudad, las hamburguesas más baratas no bajan de 1,10 euros la unidad; dos pechugas de pollo son casi 3,50 euros. La media docena de huevos, algo que antes se podía encontrar incluso por debajo del euro, ahora no baja de 1,20 euros.

No hay casi quesos por debajo de 10 euros el kilo; el salmón -sin despiezar- supera los 15 euros y la merluza llega a los 10. De hecho, prácticamente es más barato hacerse con un kilo de percebes -a 34 euros- que con uno de salmón ahumado. En frutería, más de lo mismo: para hacerse con un kilo de pimientos hay que pagar más de 3 euros.

Olga comenta el encarecimiento. Una niña la observa atentamente junto al carrito de la compra. “Tengo esta y otro de 17 años”, explica Olga. El INE no miente: lo más caro son “los frescos y lo de consumo diario. La leche y los embutidos, sobre todo”.

En otro lineal, Antonio también es presa de la inflación: “Se nota, a pesar de que ha bajado el IVA”. De nuevo, los frescos salen a paseo. Antonio valora que “la compra cada vez va subiendo más. Sobre todo, cuando coges productos de pescadería y así”.

Los productos frescos poseen un mayor valor nutricional, ya que conservan más propiedades que los congelados o los envasados. Y conservan mejor sus cualidades organolépticas: esto es, saben mejor. Ahora hay que rascarse más la cartera para paladearlos: “Cuesta más, pero seguimos consumiendo”, dice Antonio resignado.

Más cestas que carros

Mientras tanto, Olga es el reflejo de una realidad que se acentúa. Los carritos de la compra van cada vez más vacíos, y el cliente escoge cada vez con más tiento. “En vez de hacer la megacompra del mes, venimos a los poquitos. Antes llenaba el carro, iba más lleno con menos dinero”, se lamenta. Para muchos hogares, llegar a fin de mes se va convirtiendo en un deporte. “Siendo mi marido autónomo, cuesta más. No ahorramos. Por ahora aún podemos estar ahí, pero se nota”.

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