Los datos oficiales sitúan al Concello de Ourense como una entidad que no paga lo que debe en tiempo y forma. Tanto es así que el plazo para pagar las facturas se eleva a 67 días de media, es decir, el doble de lo establecido legalmente.
Es la misma institución a la que si un ciudadano tarda en pagar sus impuestos un solo día debe abonar los intereses de demora y si persiste, hacer frente a eventuales embargos. Sin embargo, para abonar lo que debe la institución local se toma el tiempo a su antojo, lo que ha sido siempre la ley del embudo.
Ayer La Región publicaba que el Concello no paga los 66.000 euros que le debe a la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos que asumen gastos de comedores escolares, que en muchas ocasiones dan la única comida que un niño toma al día. Pero tampoco esto interesa porque alguien ha echado cuentas en el edificio de la Plaza Mayor que lo importante es la orquesta, la fiesta y el despendole. Al menos, el ruido de la música siempre puede tapar ese otro ruido más molesto, que es el de las tripas cuando se quiere comer.
