Todas las personas son más ricas de lo que piensan. No sólo el dinero tiene valor en los intercambios de bienes, como se demostró en un mercado organizado ayer y en donde la única moneda de cambio fue el trueque de objetos .

Comprar sin dinero es posible

Tres usuarias del mercadillo solidario de Bispo Cesáreo (Foto: Xesús Fariñas)
Quizá el termino 'trueque' parezca exclusivo de los libros de historia, con todo, y pese a los años, este sistema de intercambio vuelve a cobrar protagonismo. ¿Por qué continuar almacenando libros, complementos o piezas de decoración que ya no satisfacen las necesidades de sus dueños y que, sin embargo, pueden ser valiosos para otros? Esto es lo que debieron de pensar los 20 participantes del particular mercado de las Xornadas Municipais dos Bancos do Tempo, organizado por la Concellería de Igualdade.
Desde primera hora de la tarde de ayer, los Xardíns do Bispo Cesáreo empezaron a tomar un aspecto diferente. Cada participante inscrito en el comercio del trueque comenzó a montar su puesto y a transportar aquellos objetos que deseaba ofrecer. A las 18,00 horas, estaba todo ultimado para poder comenzar con esta particular 'no venta'.

El sistema era muy sencillo. Cada propietario le ponía a sus productos un valor en 'puntos'. El objetivo era intercambiar sus artículos por otros de valores iguales. Pero, poniendo en práctica la verdadera esencia del trueque, las habilidades de regateo y negociación fueron indispensables. Se trata de conseguir 'transacciones' justas, flexibles y directas.


MEDIDAS EN TIEMPO DE CRISIS

Charo Franco, además de formar parte del Banco do Tempo -una iniciativa que en Ourense surgió hace cerca de dos años y en la que la moneda de cambio es el tiempo-, puso uno de estos puestos. Ella y una amiga juntaron libros y ropa, convencida de que este sistema puede ser de mucha ayuda, teniendo en cuenta la coyuntura económica actual. 'En un documental argentino comprobé que el trueque fue un gran mecanismo de subsistencia tras el corralito', apuntó Charo Franco.

Además de particulares, el Ateneo también quiso sumarse a la iniciativa ofreciendo dos meses de inscripción gratuita a cambio de cualquier artículo. Todo lo que la entidad consigió con el intercambio se destinará a Cruz Roja, principalmente para utilizarlos en sus actividades con personas mayores.

Bien pensado, el trueque está presente en el día a día y no sólo en actividades extraordinarias como este mercado, aunque no se sea consciente de ello. ¿Quién no ha ofrecido algo que, por ejemplo, cultiva en su hogar y ha recibido a cambio otro producto?

Pese a que se trata de un 'quid pro quo', en el trueque puede verse un mayor grado de solidaridad. Durante las jornadas, también surgió un debate sobre este tema. 'En mi opinión, los españoles en su conjunto, somos solidarios', afirma María Luisa Lloves, una de las asistentes. También cree que, en tiempo de crisis, esta conducta influye a más gente. Por su parte, Sonia Rodríguez, otra de las presentes, piensa que si alguien es solidario, lo será independientemente de la coyuntura del momento, y si no lo es, tampoco le importará si se atraviesan tiempos de crisis o riqueza.

La tarde se completó con talleres de mandalas e informática. Al menos por unas horas, el dinero dejó de ser la única moneda de cambio y se 'revalorizaron' algunas de las pertenencias más comunes. Lo que para unos ya no tiene valor, puede ser un tesoro para otros.

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