Una plataforma cubierta de 700 metros cuadrados reúne al ‘quién es quién’ del certamen

Concentración bajo la carpa

Enrique Nicanor, el director gerente, se toma un respiro en la cafetería de la carpa. (Foto: Martiño Pinal)
Concentración. Esa es una de las palabras claves de esta edición. Concentración de profesionales, de aficionados, de espectadores, de formadores, de invitados y también de curiosos. ¿Y cómo se consigue? Agrupando a todo el mundo en un mismo espacio: la carpa que cubre parte de la explanada del Auditorio.
Auditorio, carpa y oficina. Todo un triángulo de las Bermudas, pero sin desapariciones extrañas, fenómenos paranormales, o lados mágicos ¿O tal vez sí? No podemos olvidar que se trata de cine, un mundo donde todo es posible, o al menos, casi todo.

En cualquier caso, el estreno de ubicación en esta decimotercera edición es una realidad que no admite dudas. Una gran carpa blanca invade la explanada del Auditorio, guardando en su interior, desde el primer minuto, a un convidado especial: la escultura de Alvaro de la Vega, que parece haberse transformado en un habitual cliente de la cafetería.

Esta gran carpa, situada al lado de la propia oficina del Festival de Cine y del Auditorio, donde se proyectan numerosas películas y donde se celebran todos los encuentros, ofrece a los cinéfilos, a los profesionales, a los curiosos, e incluso a los periodistas, un punto de encuentro único.

Dividida en varios espacios diferentes permite numerosas opciones para gastar el tiempo. Ordenadores Mac y portátiles están, junto con la documentación del Festival, a disposición de quién lo necesite, bien sea para trabajar o para ampliar alguna información.

No ha sido extraña en estas mañanas, la imagen de directores, actores o profesionales del medio, como el director del Festival de Cine Pobre de Cuba, Sergio Benvenuto, concentrados frente a un ordenador intentando seguir con sus trabajos, a pesar de la distancia kilométrica.

La parte central de la carpa, en la que se encuentran dispuestas numerosas sillas, invita a cualquier visitante, sea invitado o ciudadano de a pie, a tomar asiento, escuchar a los ponentes hablar, por ejemplo, de la situación del cine húngaro, de la dificultad de rodar un corto, de la manera de trabajar en Macedonia o de la dura tarea del jurado, y poder plantear sus propias preguntas, dudas o reflexiones.

Pero si usted es de los tímidos y eso de dejar oír en público sus interrogantes le produce cierto reparo, no hay ningún problema. Para eso se ha dispuesto en la misma carpa una cafetería y espacios más cómodos y personales, donde se pueden mantener conversaciones sin micrófonos por medio, e iniciar contactos para proyectos profesionales.

Además también cuenta con una parte de expositores, en la que diferentes empresas y entidades vinculadas con el sector audiovisual muestran su trabajo y facilitan el intercambio de ideas y creaciones originales.

Concentración. Esa es la palabra clave a través de la que gira toda la carpa. Sin desplazarse apenas unos metros, se pueden realizar las gestiones más importantes para los profesionales del sector cinematográfico: encuentro con la prensa; con el público; con los compañeros; intercambio de ideas; puesta en marcha de colaboraciones especiales y dar a conocer el trabajo que se ha venido llevando a cabo, en definitiva, promocionar el cine.

Y para acabar de la mejor manera la jornada, sin tener que utilizar ningún medio de transporte, puede disfrutar del cine que se proyecta en el Auditorio de Ourense.


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