Gayo: “Creo que toca
 repensar el sentido y la función de estos eventos de cine"

<p></p>
photo_camera El nuevo director artístico, Fran Gayo.

El asturiano se hará cargo del diseño del certamen y de la programación, mientras que la gestión económica, la búsqueda de patrocinios, además de tareas administrativas, serán de Cultura

Oficializado. Tal y como adelantaba La Región en el mes de abril, el asturiano Fran Gayo es el nuevo director artístico de la 21 edición del OUFF, donde se hará cargo del diseño del certamen y de la programación, mientras que la gestión económica, la búsqueda de patrocinios, además de tareas administrativas, serán de Cultura.

¿Qué información tenía usted del Festival de Cine de Ourense?

La relación que tenía con Ourense se remite a finales de los 90, cuando empecé a programar en el FicXixón. Creo recordar que teníamos fechas muy semejantes y por tanto lo sentía un rival, siempre estabas pendiente de que no se te adelantasen con una película, supongo que esa tendencia a rivalizar las relaciones entre festivales son cosas de juventud que vas aprendiendo a limar con el paso del tiempo. Y curiosamente, años después, aquí estamos.

¿Por qué el giro hacia Iberoamérica?

Realmente el giro del festival se decide desde el Concello, y yo tuve la suerte de que pensasen en mí a la hora de plantear esta posibilidad. Obviamente, cuando aceptas sumarte a este proyecto lo haces para trabajar desde una idea de festival de la que estás absolutamente convencido, una idea en la que crees. Los años de trabajo en el BAFICI me han servido para llegar a tener una percepción del cine latinoamericano que desde España no sé si hubiese podido tener. Me parece que hay toda una cinematografía a descubrir y defender y ésa puede ser una seña de identidad del OUFF en el ámbito de los festivales que hay en España.

¿Y las óperas primas?

Me parece que limitar una competencia a primeras películas obviamente añade una presión extra a la hora de lograr una buena programación, pero es una presión saludable y necesaria. Si consigues una buena selección de nuevos nombres, de cineastas que nunca antes habían filmado pero que ya en su primer film muestran un brillo particular, eso es algo que automáticamente rejuvenece al festival.

¿Como aborda la competencia con Huelva?

Uno debe hacer un festival desde un lugar del que esté plenamente convencido y no desde el que resulte más cómodo. Existe esa coincidencia con Huelva, y no olvidemos que en septiembre está Donostia, nadie dice que vaya a ser fácil. También es cierto que algunas de las películas que más me han interesado en los últimos años, y refiriéndonos a esa competencia iberoamericana, han tardado en encontrar su hueco en España. Sin ir más lejos “La calle de los pianistas”, la película de Mariano Nante que clausuró el BAFICI en abril de 2015, no tuvo su premiere en España hasta Málaga 2016. Esto quiere decir que incluso desde la especialización en el cine iberoamericano puede haber enfoques muy diferentes.

¿Qué equipo formará para acompañarle en esta aventura?

Ese es uno de los temas prioritarios ahora mismo para mí, mucho más que el de la programación, de la que este año me haré cargo yo. La idea de mi viaje en junio es comenzar a darle forma al equipo, me parece que ampliar más antes de la visita sería un poco imprudente.

¿Considera que dispone del tiempo y presupuesto suficiente para hacer de esta edición, la edición que usted desea?

Creo que es ya como un lugar común en mi vida. Cuando empecé en Xixón en 1997 lo hice cuatro meses antes del festival, y mi experiencia era cero. Lo mismo con el BAFICI. Me vine a Buenos Aires en las navidades de 2009 y el festival era en abril, un monstruo de 400 películas. Trabajar con plazos cortos no es el escenario ideal pero cuando las circunstancias así lo imponen hay que encararlo. Respecto al presupuesto, cuando acepté dirigir el festival sabía las cifras aproximadas que tendría, así que salgamos a la cancha y juguemos, y en 2017 ya se verá.

¿Cuál será su primer caballo de batalla?

Mi prioridad es que la ciudad sienta el festival como propio, no tanto el evento que se lleva celebrando 21 años, que eso seguro está más que incorporado, si no mi propuesta particular de programación. Y dentro de eso, me preocupa especialmente sumar público joven. Creo que ahí tenemos que poner todos nuestros esfuerzos, tengo la sensación de que el público, ya no sólo de festivales, si no de determinado tipo de salas más destinadas al cine “de autor” ha ido envejeciendo de modo acelerado y dar esa batalla por perdida es como poner una fecha de caducidad a esto que hacemos.

¿Qué metas le gustaría ver cumplidas?

Es obvio que es necesario tener una programación sólida, coherente, pero tan necesario como eso es lograr que el público, los y las cineastas, la crítica, entienda esa propuesta y la hagan propia. Decir que vamos a tener una competencia Iberoamericana y otra de Operas Primas es casi como no decir nada, ahí puede encajar desde lo más sublime hasta la película más nefasta, y el definir qué cine iberoamericano y qué óperas primas vamos a defender es algo que vendrá con la programación misma, será cuando digamos “de esto estábamos hablando”. Es también importante lograr un festival vivo, que no se quede en un mero escaparate de filmes. Si además, las fechas del OUFF empiezan a ser cita ineludible en unas semanas precisamente tan congestionadas de festivales, creo que deberíamos darnos por satisfechos con esta edición.

¿Qué futuro cree que tiene el Festival de Ourense?

Esa pregunta va enlazada con otra que es hoy por hoy "LA" gran pregunta entre la gente que nos dedicamos a esto. ¿Cuál es el futuro de los festivales de cine? De momento nadie parece tener una respuesta precisa, pero diría que toca repensar el sentido y la función de estos eventos que concentran películas e invitados durante una semana, y puestos a repensar me parece que hacerlo a una escala como la de Ourense resulta más manejable que desde un evento de 300 películas.

Te puede interesar