ASESINATO EN PETÍN

El crimen del holandés: dos opciones sobre quién lo mató

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photo_camera El estreno del documental "Santoalla" fue ayer en O Barco.

El fiscal plantea como alternativa que ambos hermanos se pusieron de acuerdo en el crimen

La Fiscalía acaba de dar traslado al Juzgado de Instrucción 2 de O Barco del escrito de acusación por el crimen que le costó la vida al holandés Martin Verfondern en la aldea de Santoalla (Petín) en enero de 2010, un caso que supondrá las primera vista con jurado popular del presente curso judicial.

El ministerio público introduce dos relatos a la hora de explicar cómo ocurrieron los hechos, y que trastocan en gran medida el futuro de uno de los investigados.

En su primer planteamiento, Julio Rodríguez González (53 años), el hermano del supuesto autor del disparo, saldría impune porque el fiscal sólo le atribuye el papel de encubridor: al descubrir los hechos, se limitó a esconder el todoterreno que conducía la víctima entre pinos de un paraje situado a 18,5 kilómetros y a quemar el cadáver con unas ramas de pino.

La relación de parentesco le exime de responsabilidad penal (artículo 454). Mientras, para el principal encausado, Juan Carlos Rodríguez (50 años), pide 17 años de cárcel por asesinato y tenencia ilícita de armas.

Pero también plantea una segunda alternativa en la que sale peor parado Julio Rodríguez en aplicación de un Código Penal que resta años de prisión al principal encausado por la anomalía psíquica que padece. En este contexto, los dos hermanos se habrían puesto de acuerdo para asesinar a su vecino, aunque sólo uno sea el autor del disparo. Es decir, un plan preconcebido por ambos para perpetrar un asesinato en el que se factura 17 años de prisión a Juan Carlos y 18 a Julio Rodríguez.

Lo que no varía en ninguna de estas dos opciones es el punto de partida del crimen, la mala relación, tras el paso de los años, entre los únicos habitantes de la aldea: la familia de los investigados y el matrimonio que formaban el holandés y su esposa, Margot Pool, quienes se fueron a vivir a Santoalla en 1997. Según reconoce el propio fiscal, no siempre fue así dado que en los primeros años la convivencia fue "muy buena".

La situación cambió radicalmente cuando Verfondern quiso beneficiarse de un negocio que había sido exclusivo, las rentas obtenidas con la venta de la madera de los montes comunales de Cabeza de Vilariño y Coto Redondela. La tirantez se tradujo en denuncias de Martin ante el juzgado y la Guardia Civil. Pero también en medidas pintorescas como las grabaciones en vídeo de los encuentros con sus vecinos.

El ministerio público introduce en su relato fáctico un hecho previo al día del crimen, el 4 de diciembre de 2009, cuando la Audiencia confirmó una sentencia previa en la que se consideraba comunero a Martin Verfondern.

El holandés, quien acudió a vivir a Santoalla en busca de una vida tranquila tras viajar por varios países, fue asesinado el 19 de enero de 2010 cuando regresaba en su Chevrolet Blazer de hacer la compra semanal en O Barco, en un momento en el que su esposa estaba en Holanda. Según sostiene el fiscal, Juan Carlos lo esperó a la entrada de la aldea y a menos de un metro de distancia le disparó con la escopeta que solía portar.

El vehículo calcinado fue encontrado el 17 de junio de 2014. Tres días después, los restos del cuerpo de Martin devorado por las alimañas aparecieron a unos 95 metros del coche.

El principal encausado, detenido a finales de noviembre de 2014, confesó que le disparó porque "conducía como un tolo". Ahota bien, en posteriores comparecencias negó los hechos. 

Estreno de la película "Santoalla"

El teatro Lauro Olmo de O Barco acogió ayer el estreno en Valdeorras de la película "Santoalla", dirigida por Daniel Mehrer y Andrew Becker, con la ourensana Cristina de la Torre en la producción. La cinta recoge las vicisitudes de la desaparición y muerte de Martin con entrevistas a los vecinos del lugar. De hecho, el fiscal tiene previsto exhibir determinados fragmentos ante el jurado.

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