Para sustraer a los animales, valorados en 70.000 euros, destrozaron la granja, situada en Carzoá

Los cuatreros reaparecen en Cualedro y roban 59 terneros

Terneros que dejaron los ladrones en la última granja asaltada, situada en Gudes (Xinzo). (Foto: MARCOS ATRIO)
Los cuatreros volvieron asaltar una explotación de terneros de la provincia y ya van cinco desde que comenzó el año. En esta ocasión, se apoderaron de 59 terneros, con ocho meses de vida, y que ya estaban siendo preparados para sacrificar en el matadero.
La granja asaltada fue la que tiene Severino Fernández en los alrededores de la localidad de Carzoá (Cualedro), en la que los ladrones ocasionaron cuantiosos destrozos para sustraer a los animales. 'Romperon vallas de ferro e forzaron as portas', explicó el ganadero, que sospecha que los autores de la sustracción lo estaban vigilando.

Fernández Fernández se percató del robo ayer por la mañana cuando acudió a dar de comer a los animales y se encontró con cuatro terneros pastando en un prado cercano. 'Esos cuatro seguro que se les escaparon cuando los estaban cargando, y estaban comiendo en el prado muy tranquilos', explicó.

Al ver los terneros sueltos, el ganadero apuró el paso y al llegar a su explotación ya se encontró con los destrozos y con que faltaban 59 cabezas de las 101 que tenía previsto cargar en los próximos días para el matadero.

Lo primero que hizo fue alertar a la Guardia Civil del robo al tiempo que comenzó a inspeccionar toda la zona. 'Entraron y salieron en coche por la localidad de Vilela y después continuaron el camino por la carretera de Baltar', aseguró el perjudicado, recalcando que el camión al llevar peso fue dejando marcas por el asfalto.

La Guardia Civil acudió de inmediato al lugar y realizó una inspección ocular en la explotación ganadera con el objetivo de encontrar huellas que permitan identificar a los ladrones. Los agentes trabajaban ayer con la hipótesis de que los terneros fueron cargados en dos camiones después de que los cuatreros instalarán una especie de pasarela entre el camión y las puertas de la granja para conducir sin dificultad a los animales, tras darles descargas eléctricas con un punzón a pilas.

Los agentes sospechan que los terneros fueron robados para ser sacrificados en un matadero portugués, donde los delincuentes cuentan con la colaboración de un veterinario para cambiarles los crotales de identificación y venderlos como si fueran criados en una granja del país vecino.

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