El supuesto depredador sexual de O Couto, Manuel L.F., de 21 años, imputado en ataques libidinosos al menos a nueve niñas de entre 13 y 15 años, pasó su primer fin de semana en la prisión de Pereiro de Aguiar tras la decisión del juez de guardia de encarcelarlo por la gravedad de los delitos por los que fue detenido por parte de la UFAM de la Policía Nacional.
Acostumbrado a ofrecer protección a sus víctimas a cambio de favores sexuales, es ahora la institución penitenciaria la que debe vigilarlo para evitar que sufra agresiones. Permanecerá, por ahora, interno en el módulo de ingresos, sin contacto con el resto de reclusos, para evitar conflictos. Los inculpados en delitos sexuales, máxime cuando hay menores de por medio, están muy mal vistos en el ambiente carcelario. Por este motivo, no se descarta el traslado a otro centro penitenciario del país.
No obstante, el abogado de Manuel L.F., “Manu”, confirmó a este diario que esta misma semana presentará recurso de apelación ante la Audiencia de Ourense para solicitar su excarcelación. A su entender, no hay riesgo de reiteración delictiva, aunque también se apoya en el auto dictado por el mismo juez que lo encarceló, en el que se establece una orden de alejamiento con respecto a las víctimas mientras el caso esté vivo.
El investigado, que hasta su detención el miércoles carecía de antecedentes, no ha ofrecido su versión. Ni a los agentes que lo detuvieron tras la denuncia formulada por una menor de 13 años, hace ahora una semana, ni al juez ante el que compareció en calidad de detenido este último viernes. “No declaró por recomendación mía porque tenemos que analizar las denuncias de las niñas y el contenido del material intervenido en el registro domiciliario”, asegura.
La Fiscalía de Ourense es partidaria de que Manuel siga en prisión: está imputado por delitos continuados contra la libertad sexual con víctimas especialmente vulnerables por su edad (menores 16 años). Hay documentadas por la Policía Nacional hasta cuatro agresiones sexuales con penetración, además de tocamientos. El joven contactó con alguna de las víctimas por redes sociales. Se presentaba como líder de un grupo mafioso llamado “CBK” y una especie de chamán del amor con poderes de los que las niñas podrían beneficiarse a cambio de favores sexuales. Les ofrecía, a cambio, protección y ponía a su servicio sus supuestos superpoderes como brujo. Incluso llegó a decir a alguna de las niñas que podía hablar con los muertos. No obstante, la Policía asegura que también las coaccionaba con una pistola, que resultó de ser de juguete, y una navaja, que no fue localizada en el registro.
Los investigadores creen que las víctimas de Manu pudieron ser más, de ahí que no dan por zanjado el asunto y aguardan el examen del teléfono móvil incautado.
