INCENDIOS FORESTALES

El dispositivo antiincendios es el mismo desde hace tres años

photo_camera Una brigada de la Xunta de Galicia, durante los trabajos de extinción en verano de 2010.

El personal en plantilla se mantiene estable desde el 2011, son 408 trabajadores en la provincia

Cada año desde 2013 el Pladiga (Plan de Prevención e Defensa contra os Incendios Forestais de Galicia) repite el número de efectivos y medios de lucha contra el fuego. Desde 2013, trabajan en la campaña veraniega en Ourense 1.670 personas. De ellos, 408 son funcionarios o personal laboral de la Xunta-la cifra no ha variado en los últimos cinco ejercicios-; que llegan a algo más de 680 si se les añaden los contratados por 3 y 9 meses, los denominados fijos discontinuos. Esto, sobre el papel del plan. Los sindicatos dicen que la relación de puestos de trabajo es esa, pero que la realidad en el monte es otra. Las brigadas, advierten, pueden llegar mermadas por bajas que no se cubren. La Consellería de Medio Rural ha salido al paso asegurando que la cobertura está por encima del 94% en todas las categorías.

Se discuten las cifras porque Medio Rural sólo ofrece información del número de brigadas y no sobre cuántos hombres y mujeres acuden al monte -como lo hacen por ejemplo la ANCP lusa o la USFS en California-. Lo cierto es que, más allá de las quejas de brigadistas y concellos, desde el 2010 los sucesivos planes revelan ciertas tendencias: disminuye el número de efectivos (un 7%) y de personas por brigada (de 6 en 2010 a 4 desde 2013), los concellos asumen mayores responsabilidades en cuanto a gestión del material (el número de motobombas ha aumentado un 13,2%, pero todo el incremento recae en los concellos). Se dan situaciones contradictorias.

Algún alcalde confiesa que no firma la cesión de maquinaria al operativo de la Xunta porque en un verano pueden acabar con el camión que ha recibido (también todos los gastos) de la Xunta. El mismo ejecutivo autonómico ha suscrito acuerdos por los que cede también gestión al Estado. Por ejemplo, en el caso del dispositivo aéreo, que se ha reducido de 14 a 11 aparatos con base en la provincia. Tres menos, que dependían de la Xunta.

Después de la crisis de 2011, habían caído tanto el número de fuegos como el de superficie afectada por cada incendio. Y 2014 fue un año excepcional. Así que la evolución de los incendios en el monte parecían justificar la reducción de medios. Hasta este verano. 
 

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