La inacción municipal deja al entorno rural de Ourense sin servicios básicos

El concello de Ourense hace aguas por todas partes, principalmente en su perímetro rural, con carencias impropias de este siglo y del que, se supone, es el primer mundo. Numerosos vecinos se ven privados de servicios tan básicos como pueden ser el alcantarillado, la cobertura móvil, la conexión a internet, la limpieza de caminos y parques infantiles o el mantenimiento de carreteras. Y lo que más desalienta a las asociaciones vecinales es que, cuando finalmente llega la intervención, suele ser insuficiente y desvelar sus carencias pocos días después de las obras. Esto mismo ocurrió en Castro de Beiro. Tras demandar durante meses la mejora de los accesos al Campo da Feira, ahora los vecinos califican al resultado como una “changallada”. Su secretario, Xosé Ramón Piñeiro, lamenta que, “como choiva no camiño, vaise inundar todo”. Así que ahora continúan esperando para que arreglen el trabajo previo. Y, en cuanto a la falta de desbroces, “todo segue igual, pero bueno, vendo que xa teñen abandonado o parque da Ponte…”, compara. Pilar Crespo, vecina de Vilar de Astrés: “Solo tengo cobertura en una esquina del balcón. En el resto, no hay línea” En cuanto a este asunto, los desbroces, ocurre un fenómeno similar. Por ejemplo, los operarios municipales limpiaron la maleza del parque de Santa Lucía de Rairo y, aún tras su paso, quedaron malas hierbas invadiendo la acera. Algo similar aconteció en Barrocás, donde se dejó intacta buena parte de la maraña de maleza (que incluye hasta un centenar de cactus) perteneciente a una finca abandonada junto a las viviendas. Y la maleza atrae a las ratas. Desde la comunidad de propietarios, lamentan que este mismo lunes uno de estos mamíferos entró por la puerta de una de las viviendas y estuvo a punto de provocar que una vecina, asustada por el animal, se cayese por las escaleras. Las plagas de ratas son recurrentes a lo largo de la ciudad, en zonas como A Chavasqueira (a causa de la falta de desinfección en el matadero tras su cierre) o Vistahermosa. “Tiven que poñer o paraugas no bus, porque chovía dentro del. Iamos coma pitos”, critica María Adelaida, vecina de As Curuxeiras. Otra cuestión que provoca gran malestar entre los vecinos es la de los baches. Tomás Infiesta, a cargo de la asociación vecinal de Vistahermosa, ya los define como “socabrones”, otros vecinos los definen como “cráteres lunares”. Pero, sin duda, el epicentro de estos obstáculos al tránsito de vehículos es Castro de Beiro, principalmente en la zona de Regoalde. José Manuel García, taxista de Amoeiro, lleva años denunciándolo, pero su reivindicación cae en saco roto, porque las nuevas capas de ‘chapapote’ son tan precarias que apenas resisten unas semanas, y el asfalto se rompe de nuevo tras las primeras lluvias o debido al propio tránsito de vehículos. En barrios como Vilar de Astrés hay constancia de ruedas reventadas por este motivo en zonas como Lodeiros o La Chaira, y lo mismo en Rabo de Galo, con vías precarias como Salto do Can. Y, por último, también es deficitario el servicio de autobús. María Adelaida, vecina de As Curuxeiras, lamenta que su hija, para entrar a las 9 de la mañana a clase en el centro de la ciudad, tenía que salir a las 7,30, así que se vio obligada a irse a vivir a Seixalbo. Y, el otro día, “tiven que poñer un paraugas dentro do autobús, porque chovía no seu interior. Iamos coma pitos”, recuerda la vecina.