El epicentro del incendio forestal en la provincia

Agentes de la UIFO investigando tras un incendio forestal.
photo_camera Agentes de la UIFO investigando tras un incendio forestal.
La UIFO es la unidad que determina el origen del fuego en el monte gallego. La sequía y el abandono del rural favorecen esta lacra

La Unidade de Investigación de Incendios Forestais (UIFO) de la Xunta lleva semanas trabajando sin descanso. Su principal función: investigar el origen de los fuegos sobre el terreno y determinar su nacimiento para, en el caso de ser intencionados, llevar al causante ante la justicia. Aurelio Mosteiro es su coordinador adjunto y explica la importancia que tiene para este departamento para “llegar lo antes posible al incendio, determinar el punto de inicio y señalarlo antes de que los servicios de extinción avancen en sus trabajos”.

Una vez extinguidas las llamas, estos agentes ambientales comienzan su minuciosa investigación. “Tratamos de relacionar el inicio del fuego con la actividad que se desarrolla en el monte. Una vez lo hacemos, determinamos si ha sido por causas naturales, intencionadas o por una negligencia”, explica. Sobre los fuegos que han afectado a la provincia durante el mes de julio, Mosteiro indica que “los originados el día 14 fueron por causas naturales; sin embargo, estos últimos días ya es otra historia y son, en su mayoría, incendios intencionados”. 

Los fuegos intencionados están entre el 60 y el 80% del total de incendios en Galicia y las motivaciones de los incendiarios pueden ser muy diversas. “Muchas veces están relacionadas con actividades del medio rural: ganadería, cinegética o incluso para resolver conflictos emocionales con otras personas”, comenta Mosteiro. Con todo, es difícil encontrar una motivación dominante. Sobre el perfil, Mosteiro indica que “suelen ser personas con una mala inteligencia emocional, y piensan que prendiendo fuego van a conseguir vengarse de la persona por la que se sienten agredidas o incluso sacar algún tipo de beneficio”. 

Sobre el gran número de focos que se registran cada año en Galicia, Mosteiro hace referencia a que “el uso del fuego fue una forma de gestión agrícola y forestal durante mucho tiempo”. La prueba de esto es el gran número de quemas forestales y agrícolas autorizadas cada año en la comunidad. “Para mucha gente, su forma de gestionar la biomasa es quemarla”, subraya. El problema de esta gestión es el cambio climatológico, ya que “lo que antes no era peligroso, ahora puede provocar un gran incendio”. En estas nuevas condiciones de sequía prolongada, “Ourense es más propicia que las otras provincias gallegas a esta situación”. Otra cuestión que afecta es el abandono del rural, ya que la población que se dedica al monte cada vez es menor, lo que también ayuda a que las llamas se acerquen más a las poblaciones. 

Más fuegos por negligencia

Esta sequía extrema y el abandono del rural están teniendo un impacto directo en las causas de los incendios forestales: “Estamos detectando que continúan aumentando los incendios por imprudencias y están bajando los intencionados”. Además, también ha provocado que se traslade la “temporada de incendios”. Si bien antes las olas de fuegos llegaban a partir de la segunda quincena de septiembre e inicios de octubre, las extremas condiciones meteorológicas producen “una biomasa extremadamente seca y propicia para los incendios forestales”.

"Fatales consecuencias"

“Los incendios en esta época son mucho más virulentos y el suelo queda mucho más afectado porque arde con más intensidad”, explica Mosteiro. Lo que esto implica es que “un centímetro de suelo quemado en estas condiciones puede tardar 500 años en recuperarse, lo que implica que nuestros suelos son mucho menos productivos”. 

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