Los agentes que participaron en la investigación del doble crimen testificaron ayer en el juicio y durante su declaración desbarataron la tesis de la defensa de que ambas muertes fueron fruto de un arrebato.
La Audiencia Provincial de Vizcaya retomó ayer la vista, tras el parón de la festividad del Pilar, que se sigue contra Benito Quintairos, natural de Atás (Cualedro), acusado de matar a su mujer, Marí Luz Alejos, y a su suegra Amelia Rodríguez.
Ayer, testificaron los agentes de la Ertzaintza que se encargaron de investigar el doble crimen, que, durante su declaración, desbarataron la tesis de la defensa de que ambas muertes fueron fruto de un arrebato, del que Benito Quintairos está arrepentido.
Los policías dejaron claro que el homicida "lleva días o semanas pensándolo, fue premeditado". El responsable de las actuaciones y miembro de la Unidad de Investigación Criminal (UIC) del cuerpo de seguridad dejó claro que su versión de los hechos no le cuadró desde un principio, contaba un película", aseguró, recalcando que tenía la impresión de que estaba mintiendo cuando nos dijo que dos individuos le habían asaltado, golpeado y colgado de una grúa dentro de su fábrica. Este fue el primero argumento que se inventó Quintairos Folgoso nada más ser descubiertos los dos cadáveres.
Los investigadores aclararon ayer que cuando le advirtieron que esa versión generaba muchas dudas, "se derrumbo y terminó confesándose autor de los hechos", relataron.
El juicio continuará hoy y se prolongará hasta el próximo día 21 de octubre con la declaración de los trabajadores de la empresa que tenía el acusado, familiares de las dos fallecidas y médicos forenses que reconocieron a Benito Quintairos y los que realizaron la autopsia a las dos fallecidas.
