Sin tregua. Los incendios cercaron ayer la provincia, de una manera casi literal. Mientras los vecinos de los municipios más afectados vivían horas de angustia y preocupación, la ciudad quedaba sumergida por la tarde en una intensa humareda, procedente principalmente de los fuegos de A Merca, Paderne de Allariz y Pereiro de Aguiar. Pasadas las dos de la tarde, el viento acercaba columnas de humo a la capital, ensombrecida de nuevo por las consecuencias del fuego; incluso había temor, recordando los virulentos incendios que cercaron la ciudad en el mes de agosto.
Hasta las redes sociales echaban humo, con numerosos internautas comentando nuevos focos y sus consecuencias, además de censurar la labor de los incendiarios y reivindicar nuevas políticas forestales y de prevención que eviten que, de una vez por todas, la lacra del fuego no se repita cada verano.
Mientras tanto, alcaldes y concejales se sumaban a sus vecinos y a las brigadas de extinción para intentar evitar que las llamas arrasasen, además del monte de sus municipios, sus viviendas e instalaciones públicas. Una tarde de infarto, realmente, agravada por el calor y mirando al cielo, esperando una lluvia que no aparece. Y la noche se preveía larga y angustiosa en A Merca y sus inmediaciones, porque las llamas -favorecidas por el viento- se resistían a desaparecer.
Mientras tanto, alcaldes y concejales se sumaban a sus vecinos y a las brigadas de extinción para intentar evitar que las llamas arrasasen, además del monte de sus municipios, sus viviendas e instalaciones públicas. Una tarde de infarto, realmente, agravada por el calor y mirando al cielo, esperando una lluvia que no aparece. Y la noche se preveía larga y angustiosa en A Merca y sus inmediaciones, porque las llamas -favorecidas por el viento- se resistían a desaparecer.