El 2024 ha comenzado con un estancamiento de las exportaciones. Después de un mal mes de febrero, el acumulado de los dos primeros meses deja una facturación exterior de 212,7 millones de euros para las empresas ourensanas. Esta cantidad es mayor que la del mismo periodo del ejercicio anterior, pero solo un poco. La cuantía apenas crece un 0,3%, según los datos publicados ayer por el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.
Este estancamiento se debe a un febrero caracterizado por la contracción. En el segundo mes del año, las exportaciones cayeron un 3,2%. La economía ourensana movilizó bienes al exterior por un valor de 107,2 millones de euros. Más severa fue el descenso de las importaciones, que decrecen un 8,9% hasta los 59,4 millones de euros. Paradójicamente, esta contracción hace crecer el saldo comercial, la diferencia entre lo que cuestan las mercancías que salen al extranjero y las que entran. En febrero de 2023, este saldo fue de 45,5 millones de euros, mientras que en el de este año ascendió a 47,8 millones.
Aun así, en lo que va de año, la provincia ganó menos dinero que en 2023 en sus transacciones con los mercados exteriores. Si entre enero y febrero del ejercicio pasado el saldo era de 77,1 millones de euros, en los dos primeros meses de este curso este volumen ha descendido hasta los 76,4 millones. Las importaciones crecieron un 1%, hasta los 136,3 millones.
Por sectores, las manufacturas de piedra -pizarra, esencialmente- crecen un 1,5% en el acumulado anual, hasta rozar los 44 millones de euros. Los aceites y grasas animales y vegetales son el segundo producto con mayor facturación, con 26 millones. Se dispararon un 56% respecto al año pasado. Los artefactos mecánicos subieron un 2,9% hasta los 20,5 millones.
