El que fuera promotor del Conservatorio de la ciudad no pudo superar una intervención quirúrgica a la que fue sometido

Fallece a los 93 años el musicólogo y pianista ourensano Antonio Iglesias

Antonio Iglesias. (Foto: ARCHIVO)
El musicólogo y pianista ourensano Antonio Iglesias falleció en una clínica madrileña al mediodía de ayer con 93 años cumplidos el pasado sábado, día 1. El ourensano no fue capaz de superar el postoperatorio tras la intervención de un tumor a la que fue sometido hace seis días. Antonio Iglesias mantuvo su lucidez hasta los últimos días y no dejó de trabajar en el despacho de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en la que ingresó en 1992 y de la que fue secretario durante años.
Iglesias nació en Ourense en 1918 y pronto comenzó a mostrar que la música era su camino. Su trayectoria como concertista de piano cuenta con amplia reputación. Fue además profesor de piano y articulista. En Ourense estudió solfeo y piano, pero en 1934 se trasladó a Madrid gracias a una beca de la Diputación provincial, que le permitió concluir sus estudios. En España estudió con maestros como José Cubiles, y una segunda beca en París le llevó junto al director de orquesta Alfred Cortot.

Su carrera de pianista profesional comenzó en 1944, tan sólo un año antes del nacimiento de su hija, la conocida periodista María Antonia Iglesias. Por entonces, el musicólogo recibía en Madrid un galardón por su virtuosismo al piano. Ya en 1948, cuando rondaba la treintena, Antonio Iglesias viajó a Estados Unidos y completó su formación en centros como el Berkshire Music Center, en Massachusetts.


MÚSICO Y MAESTRO

Fue con la década de los 50 cuando el ourensano comenzó a compaginar la interpretación musical con la docencia y, entonces, comenzaron sus pinitos en el mundo del periodismo. Hasta su jubilación, que se hizo efectiva en 1983, Iglesias, trabajó como asesor técnico de música tras la desaparición de la Comisaría Nacional de Música, donde había ingresado en 1966.

Desde que, siendo pequeño, comenzó a dejar entrever sus dotes con la música, Antonio Iglesias nunca más abandonó este tipo de arte.

Su vida profesional no se limitó a la enseñanza o la interpretación, sino que también se preocupó por fundar encuentros como la Semana Religiosa de Cuenca, los cursos Manuel de Falla de Granada y el certamen Música en Compostela. A ellos procuró acudir siempre hasta el final de su vida.

Más allá de sus columnas y críticas de conciertos, el musicólogo ourensano tuvo tiempo de escribir varias decenas de volúmenes sobre grandes nombres de la música contemporánea, como son Joaquín Rodrigo o el propio Manuel de Falla. Sus méritos como artista los volcó en centros como la Real Academia Gallega de Bellas Artes o la de San Jordi de Barcelona.

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