La falta de panaderos en la provincia de Ourense lleva a las empresas a buscarlos fuera

Un panadero elabora la masa para hacer las barras de madrugada.
photo_camera Un panadero elabora la masa para hacer las barras de madrugada.
Está previsto que durante los próximos meses se incorporen hasta 20 profesionales extranjeros en diferentes localidades

La provincia sufre una crisis de vocaciones en los oficios tradicionales, que se ejecutan de forma manual y requieren horas de aprendizaje y desempeño. Los panaderos, carpinteros o fontaneros son ahora mismo profesionales difíciles de encontrar, sobre todo, entre las nuevas generaciones. 

El presidente de la asociación de panaderos de Ourense, Roberto González, señala que “la gente joven no quiere ejercer este trabajo, pero tampoco se fomenta. La mayoría de la gente que se incorpora viene de fuera”. La principal razón de rechazo a la profesión, según González, son los horarios: nocturnos, con fines de semana incluidos y de gran esfuerzo físico. 

Dada la grave carencia, que pasó factura a algunos despachos de pan (obligándolos a cerrar), son muchas las pequeñas empresas que se decidieron a traer trabajadores del extranjero. Igual que están haciendo en la industria del transporte, en la que ya se incorporó más de un centenar de peruanos para conducir camiones, algunos despachos quieren  hacer lo mismo. 

Desde Nukloo, la compañía que ficha trabajadores en Latinoamérica para que ejerzan en Galicia, ya están tramitando la llegada de hasta 20 panaderos del exterior. En este caso, la Administración no intervino, sino que son las compañías privadas las que les solicitaron personal.  La idea es que primero se instalen en Baños de Molgas y continúen incorporándose en la comarca de Allariz-Maceda. 

González destaca que “los únicos que quieren trabajar son los que vienen de fuera”. En algunas localidades, ya es una realidad. En Verín, hay personal de panaderías que acude cada día desde Portugal. 

En Allariz, empresas como O Forno do Tomás cuentan con personal extranjero desde hace ocho años. Tres senegaleses y una venezolana forman parte del staff. Hasta hace poco, también un marroquí. Su propietario, Félix Borrajo, tomó esta decisión  porque “encontrar mano de obra es muy complejo en el sector”. Es evidente que si a todos nos diera a escoger lo que nos gustaría laboralmente, todos escogeríamos un empleo de lunes a viernes, diurno y con jornada continua. Si es llevadero y no tiene mucho esfuerzo físico, mejor”, añade. 

Falta de formación

Uno de los problemas que observan los profesionales del pan es la falta de ciclos o escuelas para que los jóvenes se puedan incorporar a este sector. 

González lamenta que la escuela de panaderos de la provincia cerró hace años por falta de alumnos. Por su parte, Borrajo señala que “mientras en otros países de Europa hay cursos específicos de FP, aquí se implanta muy poco a poco”. 

Mientras, la única solución posible “es la emigración”, afirma. El secreto para hacer un buen pan, según él, es “la mano del trabajador”.

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