LÁMINAS CON HISTORIA

Feijóo, innovación e iniciativa al servicio de la venta de ropa


feijóo
photo_camera Confecciones Feijóo anuncia en 1956 la apertura de su tienda en la calle Capitán Eloy.

El fundador abrió su primera tienda en 1880 en Verín y en 1886 instaló una fábrica de capas en Ourense

La lámina que entrega hoy La Región dentro de la colección Publicidad con Historia recoge el momento álgido de un establecimiento que marcó la moda masculina de la ciudad durante casi un siglo y que sigue en la memoria colectiva de los ourensanos 45 años después de cerrar sus puertas. Se trata de Confecciones Feijóo y el anuncio corresponde al año 1956, con el que informa a los ourensanos de la inminente apertura de su establecimiento en el número 20 de la entonces calle Capitán Eloy, hoy Concordia.

Pero la historia de la empresa se remonta al siglo anterior y su promotor fue Serafín Feijóo Pérez. Residía en Verín, donde en 1880 regentaba un establecimiento de venta de ropa. En 1886 se traslada a Ourense, arrendando un local en la Plaza Mayor y en 1886 abre la "Fábrica de capas de Serafín Feijóo". Su bisnieto Antonio reconoce que la familia aún conserva en casa la mesa en la que se cortaban las capas: semicircular, sobre la que, con una tiza y una cuerda que giraba 180 grados, se cortaba la tela para hacer las capas.

En la Plaza Mayor se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX, con la tienda evolucionando hacia la confección y en 1926 se traslada a la calle Lamas Carvajal, número 5. Confecciones Serafín Feijóo ya vende todo tipo de ropa de caballero, especialmente trajes. Su bisnieto Antonio Feijóo comenta que en el edificio situado enfrente del comercio tenía la sastrería, en el último piso. En el comercio un cortador cortaba la tela y el cliente o bien se la llevaba, para que le elaborara el traje su sastre, o bien se lo hacía la sastrería de Feijóo.

En 1936 se hace cargo de la tienda su hijo Ovidio Feijóo López, al que media docena de años después se unirá su hijo, llamado también Ovidio.



iniciativas innovadoras

Antonio Feijóo recuerda el enorme trabajo desplegado por su abuelo y su padre para mantener el prestigio de la tienda. "Eran muy innovadores. Llegaron a tener en el escaparate un 'maniquí viviente', que era un profesional que arrendaba sus servicios por horas o por días y que solo hacía algunos movimientos mecánicos. El comercio llegó a establecer un premio para aquella persona que lo hiciera reír y creo que nadie lo consiguió. Recuerdo haberle visto llorar por tener que aguantar tanto tiempo de pie y sin apenas moverse".

En 1956 Ovidio Feijóo Feijóo ya está al frente del establecimiento, junto con su hermano Alfonso, y deciden trasladarse al número 20 de la calle Capitán Eloy, hacia la que se desplazaban los latidos económicos de la ciudad. Ese año abren el nuevo comercio. Como refleja el anuncio que recoge la lámina, lo celebran con una "extraordinaria venta especial de inauguración" de "trajes frescos, pantalones, americanas sport, etc. a precios mínimos".

Para captar el interés de los ourensanos, los Feijóo incorporaban continuamente atractivos a su negocio. "En el escaparate ponían todos los días un chiste, un dibujo humorístico en un tablero que encabezaba un cartel que decía 'Sonrisa del día'. Los chistes los enviaba mensualmente una casa de Zaragoza y yo fui a buscar muchas veces la remesa de 30 chistes a Correos", recuerda Antonio Feijóo.

También promovían sorteos periódicamente entre los clientes -"En los años 60 llegaron a sortear una moto Vespa"-.

Otro concurso que causaba sensación los domingos giraba en torno al partido de fútbol. Un fotógrafo hacía fotos del público en el estadio. Llevaba las fotos al comercio y allí Ovidio Feijóo lanzaba unas monedas sobre ellas. Las caras sobre las que quedaban las monedas las marcaba con un círculo y todas ellas tenían un premio. Las colocaba en el escaparate y se formaban grandes colas de personas que habían ido al fútbol para comprobar si estaban entre los afortunados".

En 1970 falleció Ovidio Feijóo, con sólo 53 años. Sus hijos, o bien eran muy pequeños o habían encauzado su vida profesional por otros derroteros. Pese a ello, querían que el comercio continuara abierto y en la familia. Intentó hacerse cargo de él Alfonso Feijóo, hermano del fallecido, "pero los caseros pusieron pegas. Querían subir el arrendamiento, pues habían recibido otras ofertas por el local", recuerda Antonio. Las exigencias de los caseros eran tan altas, que la familia desistió y Confecciones Feijóo cerró sus puertas. Un establecimiento de artículos deportivos tomaría el relevo en el local, donde continúa en la actualidad.

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