Felipe Ferreiro acaba de cumplir (lo hizo el pasado mes de junio) dos años al frente de Cruz Roja en Ourense
Llegó al cargo después de dos décadas como socio y de haber formado parte de la comisión de garantías, derechos y deberes en los últimos años, por su condición de licenciado en Derecho. También lo es en Filología Hispánica y Galaico-portuguesa, además de diplomado en Magisterio. Tiene dos hijos y a la institución la considera el tercero. Se confiesa todavía impresionado por el atentado del jueves en La Rambla de Barcelona.
Es inevitable empezar por el atropello de Barcelona...
Lo condeno enérgicamente, lo he sentido como si hubiese sido en Ourense. Me ha dolido mucho, es un sinsentido. Estas cosas hacen que te quedes frío, está claro que esta gente quiere acabar con nuestra libertad, con nuestra forma de vida. No podemos permitirlo. Desde aquí sólo podemos mandarle toda nuestra solidaridad a los compañeros de Barcelona.
Parece complicado hacerle frente a este tipo de terrorismo...
La unión es muy importante, entre todos tenemos que ser fuertes y entre todos tenemos que hacernos fuertes, que no puedan aprovechar nuestras debilidades, que las tenemos. Trabajar en el origen es crucial para combatirlo, aunque vemos que muchos de los que atentan nacieron ya en suelo europeo.
¿Cómo definiría la Cruz Roja?
Como una gran organización cuyo primer mandamiento es ayudar. Una organización (fundada en 1863 en Suiza) que nace como movimiento humanitario. Una organización en la que los voluntarios constituyen una parte fundamental, unos voluntarios que entregan gran parte de su tiempo y de su vida en su afán por ayudar a otras personas. En fin, tengo claro que si hoy día no existiera Cruz Roja habría que inventarla.
Entregar tu tiempo...
Si quieres dedicarte a los demás debes tener claro que es algo que te va a consumir gran parte de tu tiempo, si no todo. Voy más allá, el voluntariado en general y el de Cruz Roja en particular es algo que te envuelve. Al final terminas entregado a ella. A veces bromeo cuando digo que tengo dos hijos y Cruz Roja es el tercero.
¿Realmente hemos salido de la crisis? En el centro de la ciudad se ve a mucha gente pidiendo por la calle...
Y eso que Ourense no es una de las ciudades de España con mayor mendicidad. Pero sí, es una pena que haya gente que ha quedado por el camino y se tenga que ver en la necesidad de pedir. El FMI (Fondo Monetario Internacional), la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) pueden decir lo que quieran, las cifras macro dirán una cosa, pero la realidad de la calle es otra.
Vamos, que no hemos salido de la crisis...
Los parámetros son similares a los del año pasado y a los del 2015. En Cruz Roja tenemos un programa en Galicia, el programa "Sin techo", en el que atendemos a este tipo de personas no sólo dándolas alimentación o ropa, también hablando con ellas y gestionando lo mejor posible los riesgos que afrontan cada día. Dándoles cariño. Porque es muy duro estar en la calle; sólo la persona que ha pasado por ello sabe lo que es.
¿Sería mejor que Cruz Roja no existiese porque no fuese necesaria?
Siempre lo digo, Cruz Roja es necesaria. A todos nos gustaría un mundo mucho más justo, sin guerras, sin gente sin recursos. Otra cosa es si seremos capaces de conseguirlo. Mientras llega, Cruz Roja es como el Ejército, necesaria.
¿A cuánta gente están atendiendo ahora?
Con el programa de ayuda a la exclusión social, alrededor de 16.000 personas al año, unas 40.000 intervenciones. Pero es exclusión social las mujeres víctimas de violencia de género, inmigrantes, personas mayores... Con todo, Cruz Roja es mucho más que las personas que atiende.
No se entiende estar en Cruz Roja sin un plus muy grande de vocación...
El sentimiento de ayudar es prioritario, básico. Yo soy el presidente pero, por encima de todo, soy un voluntario más. Eso es algo muy importante en esta organización. También le digo una cosa, hay otras muchas organizaciones humanitarias y todas son muy necesarias. Con eso debemos quedarnos.
A veces el cariño es más importante que cualquier otra cosa, ¿no?
Desde luego, el cariño, la dedicación, la voluntad de querer una vida mejor para los demás. Todos estos sentimientos están en el ideario de Cruz Roja.
Las personas...
Tienen que ser lo primero, a veces no puedo entender como se las trata, como si fuesen las últimas de la fila. Es muy importante no olvidarse de ellas, hacerlas ver para qué estamos con ellas. Nos llegan con un drama diferente, pero con un drama al fin y al cabo.
¿El mejor momento?
Igual cuando los que se benefician de tu trabajo son niños, es algo que te produce una gran satisfacción. Me viene a la cabeza esa familia húngara que tuvo problemas... El 23 de septiembre vamos a tener un encuentro entre voluntarios, vamos a llegar al alma de Cruz Roja. Estamos hablando de cerca de 5.000 personas, alrededor de 1.300 de ellas al pie del cañón un día sí y otro también. Tenemos casi 10.000 socios... Es gente a la que hay que agradecerle la entrega, siempre estaremos en deuda con ella, con los presidentes comarcales, con los trabajadores, con mucha gente que deja de lado muchas cosas para ayudar a los demás.
¿Y algún mal momento?
Principalmente cuando ves que no puedes llegar a todo, por mucho que sea algo que tienes asumido de antemano. Tú sabes que tienes los recursos que tienes, pero para los que somos voluntarios, el hecho de no poder ayudar a todo el mundo es algo que siempre te está repicando en la cabeza. En en esos momentos cuando lo pasas peor.
¿Hasta cuándo en el frente?
Eso es algo que ni he pensado, como ya le he dicho antes por encima de todo soy voluntario. Un voluntario que ahora mismo preside Cruz Roja en Ourense, pero un voluntario más, como cualquiera de los muchos que hay. Y un voluntario de base. Por eso siempre digo que lo que importa aquí no es el cargo que puedas ocupar, lo que importa aquí es la dedicación y la disposición para poner tu vida al servicio de los que más lo necesitan .
