Mantiene la acusación contra el exdirector y dos exeducadoras por 'castigos vejatorios' en el centro

El fiscal insiste en que hubo malos tratos en el hogar 'Lar'

Las educadoras que se sentaron en el banquillo para responder de los supuestos castigos vejatorios. (Foto: X. FARIÑAS)
El Juzgado de lo Penal 1 dejó ayer visto para sentencia el juicio que siguió contra el exdirector y dos exeducadoras de la clausurada casa de menores 'Lar' de la ciudad por su implicación en las 'vejaciones degradantes' que, siempre según la versión del fiscal, sufrió un grupo de niños de siete años en este centro.
La vista oral a puerta cerrada en la que fueron enjuiciados los encausados Arturo Estévez Rodríguez (exresponsable de la misma), así como Noemí Blanco y Vanesa Fernández (exeducadoras) terminó ayer, en la que fue la segunda sesión del juicio, tras darse por concluida la prueba testifical y pericial y los alegatos de las partes.

El ministerio público, al término de las declaraciones, mantuvo su petición de pena inicial, reclamando para cada uno de los procesados una condena de tres años de cárcel al entender probados los 'castigos degradantes' que sufrieron 'reiteradamente' los niños.

La acusación pública, que considera a cada uno de los acusados autores de un delito de maltrato psicológico habitual sobre menores o, alternativamente, coautores del mismo delito, sostiene que, mientras, el director alentó los castigos inhumanos, las dos educadoras los practicaron en verano de 2008.

Así, en este centro, dependiente de la Xunta (daba cobijo a menores tutelados por la Administración), las dos encausadas habrían hecho comer cebolla a tres niñas de siete años (dos gemelas), además de obligarlas a deambular con la ropa interior sucia en la cabeza o a estar bajo la lluvia en el balcón si orinaban en la cama (a las hermanas). También habrían impuesto tratos vejatorios consistentes en ingerir vómito, entre otros maltratos degradantes.

Las defensas de los acusados pidieron su absolución. 'No hay prueba objetiva alguna para condenarlos', replicó un letrado, para, a continuación, indicar la inexistencia en la causa de 'una pericial psicológica sobre los menores que pruebe la credibilidad de sus acusaciones'.

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