La fiscal pide cárcel por incendiar una chabola junto al río

Un incendio provocado, cuando el morador estaba ausente, dejó sin casa a José María Saborido, de 77 años, en la tarde del 16 de julio de 2019. Vivía desde hacia décadas en un chabolo bajo el puente Novísimo, junto al paseo de As Ninfas, que él mismo fue construyendo con paciencia franciscana gracias su pasado como albañil. Allí, tenía un poco de todo, menos luz, e incluso un huerto al pie de casa. Los desperfectos del fuego fueron valorados en 7.414 euros. Hubo dos testigos que vieron en las inmediaciones a la pareja formada por José Luis L.M., quien ayer declaró desde la prisión de A Lama, y Rosa María V.C. Los dos acabaron acusados por un delito de incendio intencionado. Un conocido de la víctima, que ya murió, asegura que vio a la pareja entrar esa tarde a la infravivienda calcinada y que incluso José Luis llevaba un cuchillo en la mano. Los letrados de la defensa dicen qu no tiene credibilidad porque era amigo del perjudicado y que incurrió en contradicciones con respecto a lo declarado por el denunciante sobre si se vieron o no ese día. Niegan la autoría del fuego La fiscal reclamó ayer en el Penal 1 dos años y medio de cárcel para cada uno de ellos. Los inculpados niegan la autoría y sólo admiten que en aquel momento no podían estar allí porque tenían una orden de alejamiento en vigor. La acusación pública sitúa a los acusados en el lugar y también esgrimió un posible móvil. Un año antes, aseguró la fiscal, Saborido llamó la Policía porque la pareja vivía en una tienda de campaña próxima que acabó calcinada porque uno de los dos se quedó dormido con un cigarrillo en la boca. El letrado de José Luis L.M. también esgrimió los problemas con las drogas de su cliente en caso de condena. Tiene 47 años y lleva consumiendo todo tipo de sustancias estupefacientes desde los 16. El abogado de Rosa no pasó por alto que la vivienda calcinada no gozaba de buenas medidas de seguridad, por lo que pudo deberse el fuego a “causas accidentales”. Máxime porque, recordó, no hay informe sobre las causas. El fuego dejó sin la casa bajo el Puente Novísimo a Pepe, como le conocen en el barrio de O Couto, que había construido hacía décadas y, según aseguró, “era lo único que me quedaba en la vida”. La construcción despertaba la curiosidad de los paseantes de la ribera izquierda del Miño y el inquilino se sentía muy orgulloso de su forma de vida al pie del río.