Los amigos de la víctima increparon al acusado a la salida del juicio con gritos de 'asesino' y la policía pidió refuerzos

Los forenses dicen que Laura Alonso murió estrangulada con su chaqueta

Un amigo de la familia intenta acercarse al acusado al término del juicio para increparlo, pero dos policías se lo impiden. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Tras una densa mañana de informes forenses que desgranaron desde los pormenores de un cadáver visto al microscópico hasta las características del arma homicida (una chaqueta de punto), el juicio contra Javier Cruz González (35 años) por la muerte de Laura Alonso Pérez (19) entró en su recta final. Pese a la intensidad de la jornada, los ánimos del público se vinieron a más.
Familiares, amigos y vecinos aguardaron a que el acusado abandonara la sala de vista de la Audiencia para increparlo. 'Asesino', 'traidor'o 'cobarde' fueron algunos de los insultos con los que lo reprendieron. Tal fue el griterío, que el servicio de seguridad del Pazo de Xustiza tuvo que pedir refuerzos a la Policía Nacional para proceder a la custodia y garantizar el traslado del preso. Este gesto -se presentaron tres dotaciones con seis policías- enfadó a la muchedumbre, que recriminó a los agentes con frases como 'protexedes máis ós asasinos que ás víctimas'.

Atrás quedaba una jornada en la que se expusieron los informes de los peritos y las conclusiones definitivas, que no variaron con respecto a los planteamiento esgrimidos el lunes: dos acusaciones por homicidio, una por asesinato y una línea de defensa basada en la imprudencia de la muerte.


ÚLTIMA SESIÓN

La tercera y última sesión de la vista oral tampoco resultó favorable para el inculpado. La forense Soledad Sánchez, quien analizó en detalle la piel de cuello del cadáver, concluyó que esta parte del cuerpo sufrió 'una presión extrínseca en un momento próximo a la muerte'. Según dijo, las lesiones examinadas (surco cervical) permiten concluir que el fallecimiento de la joven en la madrugada del 24 del agosto de 2009, cuando había concertado un cita con el que había sido su exnovio en la explanada de la nave del Concello de Toén, se debió a una estrangulación a lazo, esto es, con la chaqueta de Laura Alonso. El inculpado, aunque reconoció que pudo haberla asfixiado al agarrarle el cuello con las manos tras una discusión, negó taxativamente que hubiera empleado la chaqueta.

Momentos después, los forenses del Imelga que intervinieron en la primera autopsia precisaron que Laura pereció porque se privó a su cerebro de oxígeno (anoxia cerebral). El surco del cuello -explicaron- denota que la víctima estaba viva antes de la presión. Una fuerza que para causar la muerte debe ser 'mantenida y suficiente', ya que a partir de los 10 o 15 segundos se pierde la consciencia que puede recuperarse 'en poco tiempo' si se cesa la acción.

No pudieron determinar si había lesiones en los cartílagos del cuello porque éstos estaban sueltos o desaparecidos debido al estado de descomposición del cadáver.

En cuanto a los entresijos del nudo de la chaqueta al cuello , los peritos de la Guardia Civil aclararon que constaba de dos partes: 'El primer nudo tensaba y el segundo afianzaba esa tensión', dijeron.

En esta última sesión también se escuchó la versión de un perito de la defensa que cuadra en parte con la versión del acusado y en todo con el homicidio imprudente. El profesor titular de Medicina Legal en la Universidad Complutense César Gómez Borovia, a través de toda la documentación que le envió el letrado de Javier Cruz, concluyó que la joven murió en el traslado del cuerpo no en el coche cuando éste último la transportaba a su espalda creyéndola muerta por 'un mecanismo mixto entre el ahorcamiento y estrangulamiento a lazo' (el inculpado sostiene que no la llevó a su espalda sino en brazos).

Esta versión, que justificaría la muerte accidental y conllevaría una pena muy aminorada, fue puesta en tela de juicio en el interrogatorio de las acusaciones en tanto que de ser así la víctima hubiera tenido tiempo suficiente de recuperar la consciencia, teniendo en cuenta que Javier Cruz estuvo deambulando con el coche 15 minutos antes de decidir qué hacía con el cuerpo de la chica.

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