REPORTAJE

Los negocios de los noventa: ¿Qué fue del videoclub? ¿Y del sexshop?

FotorCreated
photo_camera Los protagonistas de los cuatro negocios de antes que viven a día de hoy.

Los mejores recuerdos los conservan en pesetas. Los ourensanos aceptaron con gusto estos negocios en los noventa, pero la tecnología cambió todo. Unos murieron y otros reviven. Sobreviviendo, el videoclub Vitels de O Couto

Fueron un boom en los noventa y hoy se mantienen, algunos casi en silencio. ¿Qué fue de aquel videoclub? ¿Queda algún sexshop en Ourense? ¿Y cibercafés?

En las galerías Progreso, escondido en sus pasillos, cuelga el cartel de jubilación Plan B, la boutique del sexo más antigua Ourense. Gomas para ti, la condonería de las galerías Sol, echó el cierre estos días. Camila Rodríguez mantiene la esencia de este tipo de negocio con Travexuras, un nuevo concepto de tienda erótica más transparente. Es la última de la ciudad.

El Vitels agota sus días en O Couto. Cualquier tiempo pasado fue mejor para los videoclubs. "Antes éramos 37 y vivíamos todos de ello", cuenta Mari Carmen, la dueña. Hoy no pasan de tres.

Para otros, la tecnología supuso un avance positivo. El alma de cibercafé se mantiene en el barrio de As Lagoas con Antonio Méndez y su sonrisa tras el mostrador. Su local, Ciber Ourense nació para satisfacer la curiosidad de los ourensanos frente a Internet. Superada aquella intriga inicial, la clientela sigue fiel, aunque demanda otros servicios como la copistería y la informática. Reinventarse fue la clave.

El ajetreo en la tienda de Fotopassion de O Couto también confirma la buena racha traida por los avances tecnológicos. El paso al mundo digital supuso un crecimiento para el negocio de José Eladio Estévez.

La resistencia de estos negocios ourensanos guarda el mismo secreto a voces: el trato de tú a tú. "Somos una gran familia", dice la gerente del Vittels. Al dueño de Fotopassion no se le olvida la cara de la primera pareja que fotografió. Camila Rodríguez, de Travexuras, escribirá un libro con las anécdotas de clientes que pasan por su tienda erótica. “Antes de entrar al turno de noche, me tomaba un café con los clientes que ya estaban esperando la hora de abrir”, relata Antonio Méndez.

20170121174440241_resultMaría del Carmen Fernández, Videoclub Vitels: "Siempre fuimos el videoclub del pueblo, de 300 pesetas pasamos a 1,80 euros"

Alba pasea entre las estanterías del Vitels y escoge un VHS para pasar la tarde con sus amigos. Probablemente vuelva a ver su favorita, El libro de la selva. Son los 90 y las cosas van muy bien en el número 27 de las galerías del Couto. Mari Carmen, madre de Alba y gerente del videoclub, no daba abasto con la clientela."Fue un boom precioso, empezaron las descargas y se acabó todo. Así de sencillo", recuerda radical.

Una pizarra a la entrada de las galerías dice que llevan 30 años al servicio del cliente. Dentro del videoclub, otro letrero informa de los precios: los mismos que cuando empezó. “Siempre fuimos el videoclub del pueblo, de 300 pesetas pasamos a 1,80 euros”.

5.000 cintas resisten al paso del tiempo, no hay hueco para el polvo ni la resignación. Esta cinéfila recuerda ahora el vértigo de una veinteañera que se lanza a la aventura empresarial, su lucha contra la piratería y la crisis. “Al principio fue duro, la gente no estaba preparada para este negocio”, apunta. Los ourensanos se adaptaron rápido. Mari Carmen recapitula hasta las colas que se formaban en la puerta desde primeras horas. “¿Por qué no viene la gente al videoclub?”, se pregunta hoy. Los fieles del inicio se mantienen, aunque lleguen tarde. Hace poco volvió una mujer después de 10 años. Ahora, con niños. “Los pequeños abrieron la puerta y viví la experiencia más bonita que me pudo haber pasado aquí”, se emociona Mari Carmen. ¡Una biblioteca de películas, mamá!, habían exclamado los cativos.“Vi los ojos de mi hija abriendo los regalos de Navidad. Esas cosas se quedan grabadas”, añade.

En 2005 empezaron las dificultades. El ‘fundido a negro’, quizá, llegue en el 2017.  “Llevo tiempo pensándolo”, se sincera. La esencia de aquella chiquilla de 18 años que los domingos acudía a cada estreno de la ciudad, es la que mantiene la última llama del Vitels. ¿El secreto? El trato humano. “Viví muchas cosas, de aquí salieron parejas que se conocían buscando películas. Somos una gran familia”.

Allariz, Entrimo, Celanova… una furgoneta cargada de VHS recorría la provincia. Seguían siendo los 90. “Si no quieres que algo que te gusta cierre, tienes que participar”, sentencia Alba desde su 'parque de atracciones'. Así define al videoclub, el juego de películas que sigue haciéndole soñar.

José Eladio Estévez, Fotopassion: "Pasar de analógico a digital para nosotros fue tremendo, pero para mejor"


A solo unos metros del Vitels, las cosas fluyen de otra forma. Los ánimos de José Eladio Estévez, al frente de Fotopassion, son buenos. “El paso de analógico a digital para nosotros fue tremendo, pero para mejor”, cuenta. Abrieron en la calle Pena Trevinca en el 1991 y a los cuatro meses el local se les hacía pequeño a él y su hermano, dos aficionados de la fotografía. “Yo era delineante, y vi el negocio como una forma de seguir adelante”, explica uno de los gerentes.

Su antigua profesión le permitió adaptarse con mayor facilidad a los cambios tecnológicos. “Al desaparecer muchos laboratorios, lo que antes se enviaba a estos lugares ahora lo tenemos que hacer nosotros desde el ordenador”, explica. De fotógrafo pasó a hacer trabajos de revelado y maquetación, “porque el mercado lo pide”, aclara. Durante todo este tiempo, no ha dejado de formarse.

En la tienda entran clientes de toda la vida y en las paredes cuelgan instantáneas de bodas, cuyos protagonistas lo fueron antes en bautizos y comuniones. José Eladio retoca ahora unas fotos de una novia con vestido rosa. Nada que ver con aquellos primeros encargos: “De hacer álbumes con una foto por página, pasamos a trabajos en los que se ven plasmados conocimientos de diseño y maquetación". El estilo de las instantáneas también evolucionó. "Ahora es un tipo de reportaje social más abierto", comenta el fotógrafo.

El revelado de carretes pasó a la historia en esta esquina de O Couto, pero no el contacto con los usuarios de siempre. José Eladio recuerda entre risas cómo los matrimonios que ha fotografiado siguen viniendo a la tienda, muchos ya separados. Tampoco olvida las caras de los primeros casados a los que fotografió. Mientras tanto, una señora entra al local a arreglar un marco. La atienden por su nombre.

20170121174439960_result

Camila Rodríguez, Tienda Erótica Travexuras: "Travexuras nace después de que me dieran tres meses de vida, hace 10 años"

Cuando Camila Rodríguez apostó por su ilusión de siempre, los médicos le daban tres meses de vida. “Travexuras nace después de sufrir un cáncer de estómago. Dije: ‘Me da igual lo que piensen, voy a abrir una tienda erótica’, explica después de aquel fallido pronóstico. Una nueva concepción de este tipo de negocio le trajo el éxito.“Es diferente al sex-shop. Una tienda erótica apuesta por el público femenino, los escaparates no son oscuros y desaparece la connotación negativa”, aclara. El enfoque hacia salud sexual es el distintivo de este local situado en la plaza do Ferro. Reinventarse le dio la exclusiva empresarial. Plan B, de los más antiguos de Ourense, cuelga el cartel de ‘jubilación’ en las galerías de Progreso. Era el más antiguo de la ciudad. La condonería de las galerías Sol, echó el cierre estos días. Travexuras resiste, también por el factor humano: “El trato personal y la discreción son muy importantes, porque al final acabas sabiendo la vida de todo Ourense”.

Un señor de 73 años disgustado por tener sexo “solo una vez al día” es una de las anécdotas que acumula la gerente de Travexuras dentro de la tienda erótica. No es la única. Una mujer preguntando por los horarios de misa en Santa Eufemia y otra buscando fulares de tres picos son otras historias anónimas que Camila va guardando con cariño. Verán la luz, porque prepara un libro con todas ellas.
De momento, se ilusiona con la llegada de San Valentín y su tradicional concurso de Facebook. “Nos envían frases de amor que decorarán el escaparate y la más votada se lleva un regalo”. En una estantería del local, luce el premio a la mejor atención del público.

OURENSE. 17.01.2017 CIBER OURENSE. ANTONIO MENDEZ. FOTO: MIGUEL ANGELAntonio Méndez, Ciber Ourense: "Si la gente viene al ciber después de tantos años es porque está a gusto"

Antonio Méndez trajo la novedad al barrio de As Lagoas en el 1997. Ciber Ourense nació en el medio de una revolución. Internet no era conocido y el negocio de este ourensano ofrecía un servicio para satisfacer la curiosidad. Esa fue la declaración de intenciones del propietario, que tuvo que avanzar al tiempo de las tecnologías para aguantar en el mercado.
“Las inquietudes por el mundo online hace 19 años se multiplicaban por mil, así que decidí montar un ciber”. Hoy es más: copistería y servicios informáticos. “Noté la crisis, todos los esfuerzos eran pocos para hacerlo bien y saber aprovechar la zona universitaria fue clave”, reconoce Antonio.

Alude al ambiente de antaño en el Campus, tiempo del que conserva las mejores anécdotas del perfil de cliente jugador. “Como las conexiones eran lentas, había mucha más relación entre ellos, porque jugaban unos contra otros”. En los descansos, se reunían en la puerta del ciber y discutían sobre la partida. “Algún día tuve que poner orden para que no se quejasen los vecinos”, comenta Antonio.

Muchos pasaban más horas aquí que en su casa, y la relación más cercana se hace inevitable. “Antes de entrar al turno de noche, me tomaba un café con los clientes que ya estaban esperando la hora de abrir”. La cafeína y la sonrisa tras el mostrador siguen siendo la mejor baza de Antonio: “Si la gente viene después de tantos años es porque está a gusto, a lo mejor por el mero hecho de invitar a un café”.

Te puede interesar