Grupos vecinales piden participar en el diseño de rutas de bus

Un autobús circula por Castro de Beiro.
photo_camera Un autobús circula por Castro de Beiro.

La Agrupación Miño y diferentes asociaciones vecinales participaron ayer en una asamblea en la que, entre los diferentes puntos del día, se trató la propuesta del alcalde ourensano de suprimir líneas de autobús en la periferia del concello, planteando un servicio de transporte público bajo demanda del que se haría cargo, según Pérez Jácome, el colectivo de taxistas. Este anuncio enfadó a las asociaciones, que llevan años aguardando que se escuchen sus propuestas para mejorar la calidad de este servicio. 

El peligro de desconexión puso en alerta a las asociaciones del rural ourensano, y la presidenta de la Agrupación Miño, Lorinda Fernández, ya advirtió de que se tomarían medidas, dejando claro que “no vamos a permitir que perjudiquen las líneas del rural” y que el argumento de la viabilidad económica “no es válido para una administración pública”. Menos aún cuando, como recuerdan desde la asociación vecinal de Reza, les habían prometido más líneas.

Por su parte, Fernández salió de la asamblea con un mensaje claro: “El transporte público es eso, público. Este señor no se va a salir con la suya”. También indigna a los barrios, según añade su portavoz, que “no hemos visto a los partidos de la oposición hacer ningún manifiesto en contra de esta locura para defender al rural y la periferia”. En cualquier caso, tiene esperanza y considera que, aunque solo sea por la oposición mostrada, la medida no saldrá adelante. “Hay que mejorar el transporte público, no cambiarlo con ideas raras. Si Jácome quiere ahorrar un poco, mejor que empiece por sus asesores y deje de atacar a las asociaciones, que son una figura importante”, reivindica.

Participación

En la asamblea, abordaron diferentes posibilidades para mejorar las líneas de autobús de la ciudad, y prepararon documentación para trasladar al Concello, aunque ya la habían mandado con anterioridad. “Todo está registrado, los horarios y recorridos óptimos, incluso con peticiones conjuntas como una modificación para O Couto, Reza y Rabo de Galo, pero hay que recordarlo”, alega. “Llevamos cuatro años esperando”, lamenta Fernández. Cuatro años para que se les tenga en cuenta a la hora de realizar pequeñas modificaciones en este servicio público para atender las necesidades de los vecinos: este es el ritmo de la administración local.

Las asociaciones vecinales piden que se les tenga en cuenta en ámbitos como el transporte o las infraestructuras. Quieren aportar ideas como, por ejemplo, que haya buses disponibles cuando lleguen los trenes a la nueva estación para evitar aglomeraciones de vehículos en segunda fila y el embotellamiento que generan.

Te puede interesar