Lucila Vázquez-Gulías no conoció a su abuelo en vida, sí después. "Es un tesoro, un libro en el que sigo investigando". El arquitecto Daniel Vázquez-Gulías (Beariz, 1869-A Coruña, 1937) hizo a Ourense moderna aunque Ourense, quizás, lo tenga algo olvidado. Su Casa Taboada, icono de la ciudad, resiste difícilmente en Progreso. "Es un dolor, una lanza en el costado. El Concello de Ourense no debiera olvidar su compromiso de declararlo como Bien de Interés Cultural". Abogada de profesión, preside desde hace cuatro años el Centro Cultural Daniel Vázquez-Gulías para poner en valor y reivindicar la figura del arquitecto. Una exposición con contenido inédito, investigaciones en curso y una mesa redonda alargan el "Año Gulías" promovido en 2019.
Se cierra el "Año Gulías", aunque continúan las actividades de promoción de su figura. ¿Cuál es el balance?
Estoy muy satisfecha. Con cero presupuesto, hemos conseguido que Gulías esté presente en la ciudad. Hubo gran afluencia a las conferencias durante todo el año. Ahora es posible esta exposición en el Liceo gracias a personas y entidades como Cándido Ventín, Fernando Valcárcel, Mani Moretón o la Sociedad Filatélica Miño. Los amigos y participantes del centro cultural ponen empeño en que se conozca al Gulías emprendedor y como persona, no solo como arquitecto. Queda mucho por investigar y me encuentro a estudiantes que quieren trabajar sobre él. Me encantaría conectar con esa juventud.
¿Hay una segunda vida para la figura de Gulías? ¿Estuvo olvidada durante un tiempo?
Él fallece en 1937, sus ideas eran muy avanzadas y quizás hubo un silencio por las circunstancias de España. No hubo cuidado en poner en valor a Gulías y a través del centro cultural se ha canalizado el interés de mucha gente. Sí considero que es mucho mérito nuestro que estamos volviendo a poner en valor su figura, es una segunda oportunidad. Yo empecé a conocer a mi abuelo gracias al centro cultural. Gulías es un enigma continuo.
Creen que el centro gallego de La Habana es autoría de Gulías, no reconocida. ¿Por qué?
Es una asignatura pendiente importante. Un libro le atribuye la autoría a mi abuelo. Si ves el centro gallego y el Gran Hotel de La Toja, tienen una similitud impresionante. Curiosamente un tío abuelo de Gulías era el presidente de honor, la obra la financió su íntimo amigo García Barbón, la piedra era de Galicia… Hay muchísimas conexiones que dan posibilidades de que si no es el autor único, al menos sí participaba activamente. Se le atribuye a un belga, un tal Paul Beleau del que no hay ninguna historia. Hemos encontrado unos bocetos de Gulías que se adaptan totalmente a las escaleras del Centro Gallego. Pero queremos ser muy prudentes.
¿Qué más falta por investigar de posibles proyectos de Gulías?
A Coruña. Él se va allí en 1923 y ejerce como arquitecto del catastro. Creemos que hay obra allí de él, seguro. De A Coruña no conservamos nada. Hay que empezar de cero. Se han conseguido dos proyectos que llevan su firma pero no se ha podido ubicar qué edificios eran. Tenemos proyectada una reunión con la Escuela de Arquitectura de A Coruña para establecer una línea de investigación.
¿De sus obras en Ourense lo sabemos todo?
Sí, prácticamente todo. No hay duda.
Cuenta que los viajes que hizo su abuelo le inspiraron a traer la modernidad a Ourense.
Tuvo la gran suerte de viajar por Europa, Estados Unidos, Cuba, Argentina… Se empapó de todos los avances constructivos y modas. También estaba suscrito a un montón de publicaciones de Europa o Estados Unidos. El nivel que consiguió de conocimiento de su profesión intentó plasmarlo en su ciudad. En mi casa decían que mi abuelo amaba profundamente Ourense, intentó plasmar esos grandes proyectos en escala de Ourense y con materiales propios de Galicia. De pequeña me llamaba la atención cuando iba al Santo Ángel que las gárgolas eran un cerdito, las conchas para el agua… Son elementos gallegos. En París o Bélgica utilizarán otros personajes.
¿Cómo valora la conservación de sus obras en Ourense?
Me metes la lanza en el costado por la Casa Taboada. Es un dolor. Ourense en Común promovió que se declarase Bien de Interés Cultural y se aprobó en un pleno que si eso no llegaba adelante, expropiar la casa para hacerse el Concello con ella y destinarla a carácter cultural. Es una magnífica noticia. La pena, y así lo hemos traslado a la actual corporación, es que no sabemos nada de si se ha solicitado la declaración. Nos gustaría que no caiga en un cajón y que muera. Es un compromiso que han adquirido.
¿La Casa Taboada es lo más representativo que hizo en la ciudad?
El edificio que corre más peligro. Es tremendamente representativo porque es el único modernista de la ciudad. A mí mi abuelo me sorprendió no solo por el exterior, sino por los interiores. Me encanta su panteón, totalmente atípico. Denota su personalidad. Suelo de tierra, sin techo, austero y sobrio.
Habla de tesoros cada vez que descubre obras de su abuelo. ¿Qué es lo primero en lo que fija? ¿Qué le hace pensar que aquello tiene sello Gulías?
No sé si hay un condimento genético o no, pero es algo que me gusta. Gallego Jorreto dice que es "perfecto". La perfección lo encaja todo en Gulías. Cuando veo algo de mi abuelo digo: "Es precioso".
Reivindican nuevo uso para la Casa de Baños de Outeiro que realizó Gulías. ¿Qué proponen?
La última reunión que tuvimos con el Concello se nos ocurrió que nos cedieran una sede para el centro cultural. Pero si era un balneario, creo que debería continuar como uso de balneario.
¿De qué obra cree que estaba más orgulloso su abuelo?
Era un hombre tan sencillo, que igual la menos imaginable. Pero creo que para él fue un orgullo que al terminar la carrera ganó el concurso de La Toja.
¿El Gulías más desconocido es el emprendedor?
Sí. Era un hombre muy sensible, con gran cariño a su familia y con un sentido del humor muy inglés. Y emprendedor. Muy avanzado. No se quedaba en el provincianismo en el mal sentido, quería elevar a Ourense a lo más alto.
