Un hombre, Manuel Arturo Álvarez Arias, de 67 años, murió ayer al incendiarse la habitación en la que pernoctaba, en el cuarto piso del Hotel Parque de la ciudad. El fuego se declaró a las nueve menos cuarto de la noche en el colchón de la cama, posiblemente a causa del cigarrillo que el fallecido habría dejado encendido al dormirse. El humo del incendio obligó a desalojar a seis clientes que pernoctaban en las instalaciones, donde sólo se cerraron las puertas mientas los bomberos controlaban el fuego.
Un incendio dañó gravemente una habitación del cuarto piso del Hotel Parque, situado en el Parque de San Lázaro de la ciudad. El cuarto lo tenía alquilado Manuel Arturo Álvarez Arias, de 67 años, natural de Ourense, quien falleció posiblemente a causa de la inhalación de humo, pues las heridas que le provocó el fuego, iniciado en el colchón en el que, al parecer, dormía, le habrían afectado únicamente a las piernas.
El fuego se declaró a las nueve menos cuarto de la noche y cerca de dos horas más tarde su cadáver salía de la habitación, después de que el juez de guardia ordenara su levantamiento para realizarle la autopsia, que determinará las causas del fallecimiento. Las fuerzas de seguridad no descartaban en la noche ninguna hipótesis. Cabe la posibilidad de que le diera algún mareo nada más entrar en la habitación, explicaron fuentes policiales, mientras otros compañeros de hotel atribuían el suceso a un despiste de la víctima, que tendría problemas con el alcohol.
La rápida intervención de los bomberos y la Policía Local evitaron que las llamas se extendieran por el edificio, en el que pernoctaban otras seis personas, que tuvieron que ser desalojadas. Hubo un momento en que pasé miedo porque se veía salir mucho humo, pero los bomberos me calmaron, decían que el fuego estaba controlado, explicó uno de los clientes del negocio desalojados.
Un cigarrillo
Los bomberos trabajaban, pues, con la hipótesis de un cigarrillo mal apagado que prendió en el colchón de la cama en que dormía el fallecido. Los responsables del negocio declinaron hacer declaraciones, tanto sobre el incendio como la vida de Manuel Arturo Álvarez, quien, al parecer, estuvo emigrado en México, de donde regresó hace unos seis años y fijó su residencia en una habitación del negocio hostelero. Ayer mismo, tras conocer el suceso, familiares de la víctima acudían al establecimiento para identificar el cadáver y conocer los pormenores de su muerte.
El incendio no obligó a los responsables del hotel a cerrar las puertas. Sólo lo hicieron apenas una hora, mientras los bomberos controlaban el fuego. Pese a la presencia de las fuerzas de seguridad y los bomberos en las instalaciones, la clientela continuaba entrando y saliendo, sobre todo de la cafetería anexa al establecimiento.
El fuego se declaró a las nueve menos cuarto de la noche y cerca de dos horas más tarde su cadáver salía de la habitación, después de que el juez de guardia ordenara su levantamiento para realizarle la autopsia, que determinará las causas del fallecimiento. Las fuerzas de seguridad no descartaban en la noche ninguna hipótesis. Cabe la posibilidad de que le diera algún mareo nada más entrar en la habitación, explicaron fuentes policiales, mientras otros compañeros de hotel atribuían el suceso a un despiste de la víctima, que tendría problemas con el alcohol.
La rápida intervención de los bomberos y la Policía Local evitaron que las llamas se extendieran por el edificio, en el que pernoctaban otras seis personas, que tuvieron que ser desalojadas. Hubo un momento en que pasé miedo porque se veía salir mucho humo, pero los bomberos me calmaron, decían que el fuego estaba controlado, explicó uno de los clientes del negocio desalojados.
Un cigarrillo
Los bomberos trabajaban, pues, con la hipótesis de un cigarrillo mal apagado que prendió en el colchón de la cama en que dormía el fallecido. Los responsables del negocio declinaron hacer declaraciones, tanto sobre el incendio como la vida de Manuel Arturo Álvarez, quien, al parecer, estuvo emigrado en México, de donde regresó hace unos seis años y fijó su residencia en una habitación del negocio hostelero. Ayer mismo, tras conocer el suceso, familiares de la víctima acudían al establecimiento para identificar el cadáver y conocer los pormenores de su muerte.
El incendio no obligó a los responsables del hotel a cerrar las puertas. Sólo lo hicieron apenas una hora, mientras los bomberos controlaban el fuego. Pese a la presencia de las fuerzas de seguridad y los bomberos en las instalaciones, la clientela continuaba entrando y saliendo, sobre todo de la cafetería anexa al establecimiento.
