EXPOSICIÓN

‘A fronteira infinda', artistas que pasaron por la emigración

La sala de exposiciones de Abanca acoge obras de Castelao, Laxeiro, Granell, Maruxa Mallo o Colmeiro

Arte y emigración son los hilos con los que Carlos Bernárdez ha tejido una interesante y prestigiosa muestra, de la que es comisario, y que ayer fue inaugurada en la sede ourensana de Afundación (Praza Maior). Su título es "La frontera infinita. Los artistas gallegos y la emigración" y en ella se muestran obras de los artistas gallegos que residieron en la diáspora, especialmente en América y en Europa, durante el siglo XX, entre los que están nombres como Laxeiro, Maruxa Mallo, Souto, Castelao, Manuel Colmeiro, Eugenio Granell o Lois Seoane.

La exposición fue presentada por el presidente de Afundación, Miguel Ángel Escotet; el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez; y el alcalde de Ourense, Jesús Vázquez. Escotet, quien incidió en su propia condición de emigrante en tiempos pasados, destacó que "esta exposición representa para Abanca y para Afundación algo muy especial, ya que es un homenaje a toda la emigración gallega", y subrayó los lazos desarrollados entre América Latina y Galicia, "un fenómeno que la sociedad sigue viviendo muy de cerca". "A fronteira infinda (La frontera sin fin)" no es un título surgido del azar, sino que ha sido especialmente elegido al tratarse del nombre de un relato que Celso Emilio Ferreiro escribió cuando vivía en Venezuela y se buscó precisamente ese juego de palabras para representar el trabajo de los gallegos en la emigración.

Por su parte, el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, afirmó que "si hablamos de emigración qué mejor que Ourense". Resaltó la "honda huella" que dejó el fenómeno migratorio gallego, "más allá de las consecuencias sociales y económicas que supuso, sobre todo en América, donde nacieron un buen número de iniciativas relacionadas con el arte y la literatura". La muestra enseña que emigración o exilio, motivos políticos o económicos, todos mantuvieron las fuentes de su origen al mismo tiempo que bebieron de las corrientes artísticas de esos otros países. "Son obras de la emigración, pero gallegas, porque mantienen el vínculo del sentimiento", según Rodríguez.

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