En Chandrexa de Queixa recuerdan como si fuera hoy el último nacimiento en el municipio, hace cuatro años. Desde entonces, ha cerrado un colegio y la docena de niños que hay en el concelo reciben clases en otros centros.

La imagen rural del presente

Una funcionaria cierra el acceso al colegio. Ahora lo utilizan los mayores para hacer gimnasia. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Chandrexa de Queixa es uno de los municipios en los que la ausencia de nacimientos evidencia el declive demográfico que asola al municipio, antaño con más de 3.000 habitantes y actualmente con poco más de 600. Es uno de los muchos ejemplos de la geografía ourensana en los que un centro educativo vio forzado su cierre por el escaso número de pupilos, apenas una docena que, en la actualidad, se trasladan a diario a municipios como Montederramo para recibir clases.
Al llegar al centro neurálgico de este concello, enfrente a la sede consistorial, a más de una hora de la capital de la provincia, la imagen de niños correteando por las calles, tal y como asegura uno de los habitantes del lugar, Secundino Estévez, 'é xa unha cousa do pasado'. Dos de las empleadas de este concello, en el mismo recinto del colegio, inaugurado en 1993, revisan que queda correctamente cerrado a la vez que arguyen: 'Agora xa non temos nenos, é unha pena'. Aunque se sigue utilizando, su uso ha cambiado radicalmente. 'Acude a xente maior a facer ximnasia', añade una de ellas. Ramona Rodríguez, vecina del pueblo, explica que 'a xente nova marcha para a cidade porque aquí non teñen nada que facer' y afirma que sus tres nietos 'tiveron que irse para a cidade polas dificultades para ir á escola'. Su marido, Rogelio Castro, asiente ante sus palabras, a la vez que explica que el colegio cerró 'cando había uns oito ou nove nenos'. Ahora, dice, 'movilízanse uns catro buses para trasladar a sete nenos a Montederramo ou Trives', indica. Los dos hijos de este matrimonio, que lleva asentado en este municipio más de cinco décadas, marcharon fuera en busca de nuevas oportunidades 'e xa non voltaron'.

La situación demográfica de Chandrexa, según Secundino Estévez, 'ten difícil arreglo'. Indica que 'a xente nova foise toda do campo e só quedan os maiores que non teñen fillos'. Como muestra, pone un ejemplo a todas luces clarificador: 'Xa non temos ninguna discoteca en todo o entorno. Hai unha en Maceda, a máis próxima e só funciona uns meses ó ano', dice. Recordar el último nacimiento en Chandrexa no es difícil, 'foi hai catro anos, todo un acontecemento', sostiene la trabajadora del ayuntamiento.

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