Una degustación de embutidos y cocido gallego con la preciada materia prima que es el cerdo celta sirvió ayer para conocer la labor que la Diputación, a través del Inorde, realiza por la recuperación de esta especie autóctona, en peligro de extinción, en la finca que la institución posee en Armariz, en Nogueira de Ramuín.
El Instituto Ourensán para o Desenvolvemento Económico (Inorde), dependiente de la Diputación, ofreció ayer a medios de comunicación, a investigadores y a los miembros de la Corporación provincial (con la excepción de los tres diputados del BNG, que optaron por no ir) encabezada por su presidente, José Luis Baltar, una degustación de productos elaborados con cerdo celta, una especie autóctona en peligro de extinción que el Instituto recupera en la finca de Armariz, en Nogueira de Ramuín.
Chorizo, salchichón y lomo elaborados con cerdo celta y, posteriormente, un cocido a base de carne de este animal, sirvieron en O Roupeiro para conocer la exquisitez del cerdo autóctono de Galicia, que también se produce ya en Fonsagrada (Lugo) y que ha comenzado a comercializarse en la zona de Beariz, a través de la empresa Castro Bello.
El gerente del Inorde, José Manuel Rodríguez, ejerció de anfitrión y destacó el valor gastronómico de esta carne.
En un dossier entregado a los periodistas, el Instituto destaca su trabajo, desde 1999, por la conservación y mantenimiento de las razas autóctonas en peligro de extinción, como es ésta y como lo son también la raza bovina cachena, la oveja gallega o la gallina de Mos.
El objetitvo principal es, dice, garantizar la preservación de los últimos ejemplares de cada raza y conseguir la multiplicación de los rebaños iniciales con garantía sanitaria, con el fin de distribuirlos a los ganaderos.
El cerdo celta, a punto de desaparecer, es un animal alto, de gran cabeza y orejas tan largas que le tapan los ojos; es una especie estrecha y larga, que anda contoneándose y cuya forma del jamón es plana y larga, lo que permite que la curación esté más garantizada.
Chorizo, salchichón y lomo elaborados con cerdo celta y, posteriormente, un cocido a base de carne de este animal, sirvieron en O Roupeiro para conocer la exquisitez del cerdo autóctono de Galicia, que también se produce ya en Fonsagrada (Lugo) y que ha comenzado a comercializarse en la zona de Beariz, a través de la empresa Castro Bello.
El gerente del Inorde, José Manuel Rodríguez, ejerció de anfitrión y destacó el valor gastronómico de esta carne.
En un dossier entregado a los periodistas, el Instituto destaca su trabajo, desde 1999, por la conservación y mantenimiento de las razas autóctonas en peligro de extinción, como es ésta y como lo son también la raza bovina cachena, la oveja gallega o la gallina de Mos.
El objetitvo principal es, dice, garantizar la preservación de los últimos ejemplares de cada raza y conseguir la multiplicación de los rebaños iniciales con garantía sanitaria, con el fin de distribuirlos a los ganaderos.
El cerdo celta, a punto de desaparecer, es un animal alto, de gran cabeza y orejas tan largas que le tapan los ojos; es una especie estrecha y larga, que anda contoneándose y cuya forma del jamón es plana y larga, lo que permite que la curación esté más garantizada.
