El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, ya tiene su receta para que el termalismo de la ciudad deje de ser un "bluff económico". Tras sus propios "experimentos" y "observaciones", el regidor avanzó el que puede ser el "valor añadido" definitivo para convertir el termalismo en "reclamo turístico".
Jácome está convencido de que un baño en las termas ourensanas podría equivaler en consumo calórico a una larga caminata y está dispuesto a que sus tesis lleguen a buen puerto.
"Si se confirman mis experimentos e intuición al respecto, podría ser equivalente a una larga caminata o una carrera suave", señaló ayer el regidor, que avanzó que pedirán al departamento de Fisiología de alguna universidad un estudio fisiológico para determinar el consumo calórico concreto de un baño termal a 40-44 grados centígrados.
"Imaginen poder vender urbi et orbe este valor añadido", señaló Jácome, convencido de la importancia de sumar a los baños termales un "entrenamiento aeróbico y control de peso" inmersos en el agua "sin hacer nada más que meditar".
Jácome abundó en su enfoque, avalado, aseguró, por "algunos estudios británicos" que encontró "tras chequear en internet". Ahora, está dispuesto a que sean expertos en fisiología los que den el siguiente paso con estudios "concluyentes".
"Según mis observaciones, tras una sesión de sauna finlandesa y de las termas ourensanas, la pérdida de peso por sesión en las termas rondaría la fórmula 20 gramos por kilogramo y hora, un 50% superior a la pérdida de la sauna". Aunque reconoce que un 80% de la pérdida sería agua, "otra parte no lo es, porque conlleva un esfuerzo aeróbico".
