Crónica

José Luis Álvarez, una vida entregada al paciente

José Luis Álvarez lucha desde hace casi un año contra la pandemia con el arma de la vacunación y lo hará hasta el último momento de su carrera profesional. En pocos días se jubilará para poner el punto final a cuatro décadas dedicadas a la Enfermería.

Hace 40 años, cuando José Luis Álvarez terminaba de estudiar Enfermería en la universidad, no se imaginaba que su carrera profesional terminaría en medio de la lucha contra una pandemia. Este enfermero del centro de salud de Maceda se encuentra desde hace un año en los dispositivos de vacunación y al terminar 2021 comenzará su merecida jubilación. “Non sei como a vou encarar. Atópome nuns días de transición sabendo que terei que poñerlle fin a unha parte da miña vida”, reconoce. 

En 1982 terminó en la universidad, la segunda promoción de enfermeros universitarios, y en pocos años fue testigo del nacimiento del sistema público de salud español. “A Lei Xeral de Sanidade de 1986 permitiu crear un sistema de saúde universal para todos”, destaca. La revolución para los médicos y enfermeros llegó a partir de ese momento. “Hoxe, polo mero feito de ser español, temos dereito a un sistema público de saúde. É unha gran conquista social e non somos conscientes do que significa ter un acceso a el en igualdade e equidade”, afirma. 

En cada puesto por el que ha pasado en estos 40 años, Álvarez trató de contribuir en la defensa de ese sistema. La pandemia, para él, demostró el daño que se le causó a base de recortes “que fixieron agromar dificultades importantes de recursos”. Pese a ello, la red pública sanitaria logró vacunar al 90% de la población frente al covid: “Iso só o consegue un sistema de sáude forte”.

La mayor parte de su vida la dedicó a la Atención Primaria desde los centros de salud que también vio crecer. “A súa chegada foi un dos grandes avances dos últimos anos, cun sistema que buscou unha visión máis global da saúde promocionándoa”, explica. El centro de salud de Castrelo do Val fue una de sus primeras paradas. En el de A Cuña estuvo 16 años, la mitad de ellos como responsable de Enfermería. En 2005 afrontó la dirección del servicio en la Atención Primaria de la provincia durante cuatro años. Al dejar este puesto hizo un alto en el camino y se dedicó a la atención hospitalaria, en Medicina Interna y quirófanos.

El último lustro se entregó al cuidado de los vecinos de Maceda, desde su centro de salud, y de los que no se podrá despedir por su entrega absoluta a la vacunación. “Só lles podo dar as grazas polo excelente trato que recibín. A mágoa é que neste último ano non estiven ó pé desta situación con eles”, lamenta. Decidió priorizar la lucha contra el covid y se entregó en exclusiva a ella. “A Enfermería foi quen de estar na primeira liña porque é un piar fundamental. Voume moi contento nese sentido porque creo que cumprimos con matrícula de honra”, comenta.

La pandemia demostró aún más la importancia de una especialidad que permitió ver la otra cara de los profesionales. “O traballo das enfermeiras non é só cuestións técnicas. Algúns pensan que só estamos para axudar aos médicos, cando nós somos dos pacientes porque o noso traballo é por e para eles”, recalca. El camino dio grandes saltos en estas décadas, avances de los que disfrutan las futuras generaciones. Pero aún hay mucho por hacer. Asegura que la salud mental y la soledad a la que se enfrentan los mayores son retos a mejorar. La tarea que queda para los más jóvenes.

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