El Presidente de la Asociación Amigos Vía da Prata-Camiño Mozárabe aborda los retos del fenómeno Xacobeo
Más de 200 representantes de asociaciones de amigos del Camino de Santiago se reúnen desde este viernes y hasta mañana domingo en Ourense para abordar los retos de este fenómeno a meses de un nuevo Xacobeo. Los amigos de la Vía da Prata son los anfitriones, un auténtico honor para su presidente, José Luis Rodríguez.
¿Cómo consiguieron captar esta asamblea?
Es un acto importante para Ourense y, fundamentalmente, para el Camino. Es la primera vez que se celebra aquí, la federación está constituida desde finales de los 80. Hicimos la solicitud en la asamblea del año pasado, presentamos la candidatura y nos la dieron por mayoría.
¿Qué objetivos se marcan?
Como asociación, tener un acto importante, darle el realce que requiere la Vía da Prata y que el Camino de Santiago se consolide como atractivo para la provincia, un revulsivo económico, los peregrinos son un negocio. El año pasado retiraron la Compostela más de 9.000, lo que no quiere decir que sean los que han pasado, hay gente que no retira la Compostela. Calculamos que pueden ser 18.000 los peregrinos totales.
¿La ruta está estancada? ¿Puede mejorar?
Este camino anda siempre sobre los 9.000 peregrinos, la gente que lo hace, como no tiene masificación, va muy tranquila. Hay que darse cuenta de que 2.000 empezaron en Sevilla, pero eso no lo puede hacer mucha gente. Pero, por ejemplo, hubo gente de 82 países.
Pocas cosas consiguen esto.
Claro, el Camino para Ourense es una ventana abierta al exterior, algo muy importante. Hay que vender que mucha gente sale de Ourense, es el lugar ideal para obtener la Compostela porque son justo 100 kilómetros a Santiago. Esperamos que con la llegada del AVE puedan crecer los que empiecen desde aquí.
¿El nuevo albergue ayudará?
El que había tenía unas condiciones muy buenas, en un conjunto singular como San Francisco. Pocos podían decir eso. Cuando el alcalde nos dice que ahí se proyecta un museo, yo lo primero que le dije es que había que llevarlo la Casco Vello, en un sitio emblemático. Y al lado de As Burgas más emblemático no puede ser, es como un hotel.
¿Llegó a imaginar el fenómeno en que se convertiría el Camino?
Cuando lo empezamos a recuperar, se nos afinaban los dientes cuando estabamos en el Camino francés, nos levantábamos y veías a los bares despachar café y bocadillos a las siete. Diríamos si llegaríamos a verlo y sí. Hay además miles de anécdotas. Hay un instituto francés, de Normandía, que lleva cuatro años viniendo a hacer el Camino desde Ourense.
¿Es la Vía da Prata el patito feo o las administraciones le cuidan?
Tenemos que pensar que pasa por cuatro, cinco comunidades autónomas. Sabemos que no todas le prestan toda la atención, que desde Zamora a Galicia hay distancias enormes, etapas de 40-50 kilómetros y había que intentar dar más servicios. Las instalaciones que tenemos en Galicia son muy buenas.
Van a tocar las nuevas tecnologías. ¿Pueden ayudar?
Sí, hay gente muy cualificada en la federación, uno de los temas que se va a tratar es la masificación de los caminos. El que se pone a hacer esto lo hace por muchos motivos, fe, promesas o diversión. Hay gente que por su vida laboral se puede permitir andar 20 0 30 días, otros vienen porque se puso en auge.
