El fiscal jefe en funciones de Ourense, Julián Pardinas, aseguraba con sorna el pasado miércoles que el juicio que se debía celebrar en la Audiencia de Ourense por un robo violento, agresión sexual y lesiones, ocurrido el 25 de enero de 2017, "estaba maldito". Ese día, aunque estaban todos, la víctima y los dos inculpados, Abderrahman N. e Ion A.B., se suspendía por tercera vez. En esta ocasión, por una incidencia procesal sobrevenida por un cambio de abogada y no por la incomparecencia de alguno de los inculpados o el denunciante como ocurrió en anteriores ocasiones.
Pero los dos encausados tenían una nueva cita en la mañana de ayer en el Juzgado Penal 2 por un robo con intimidación con instrumento peligroso, delito por el que el fiscal interesa una pena de cuatro años y medio de prisión para cada uno de ellos. Era ya la segunda vez que figuraba en la agenda de señalamientos de ese juzgado porque en la primera llamada uno de los inculpados plantó la vista oral. De hecho, Abderrahman acudió esposado -está en prisión provisional- para asegurar su presencia en el juicio de ayer.
Y nuevamente, este otro juicio se suspendió. En esta ocasión, por causa de fuerza mayor ajena a los acusados. La víctima del asalto, Mourad El Azhari, vecino de la calle Río Cerves, mostró su otra cara: no pudo comparecer al estar detenido e incomunicado en el cuartel de Santa Mariña tras la operación de la Guardia Civil que se saldó con 11 detenidos por su supuesta participación en un grupo criminal especializado en asaltos violentos a compradores de vehículos de alta gama. Según fuentes de la investigación, Mourad, la también víctima del robo con intimidación pendiente de juicio, está considerado el líder de la rama ourensana de la trama criminal.
El investigado denunció el 10 de enero de 2017 un asalto muy similar al dado a conocer por el marroquí Jouad E.M.F. 15 días después (el asunto que está en la Audiencia), señalando a los mismos culpables, aunque en este último caso con el añadido de una paliza y la presunta violación (introducción de los dedos en el ano).
La supuesta víctima, ahora reconvertida en "capo", asegura que a las 21,15 horas quedó con Ion y Abderrahman con la excusa de venderle unos teléfonos móviles. Según esa versión, lo pasaron a recoger en un vehículo y todos ellos se desplazaron al barrio de O Peliquín, donde le iban a ser mostrados los terminales. Mourad asegura que tuvo que entregarles 1.200 euros, dos móviles y un reloj al ser amenazado con un cuchillo de 50 centímetros de largo y bajo amenazas: "Saca todo lo que tengas antes de que te dé una puñalada".
Y, tal como ocurrió en el anterior caso, el denunciante acabó por perdonar. Según alegó, porque le habían reintegrado todos los objetos sustraídos. Pese a ello, la Fiscalía acusa, aunque sin pedir responsabilidad civil, al haber renunciado el perjudicado.
Tras la suspensión de ayer, la jueza del Penal 2 dejó a Abderrahman en libertad provisional en relación al procedimiento por el atraco con instrumento peligroso, pero seguirá encarcelado por el sumario de la Audiencia, un asunto que, según las partes, se juzgará en el plazo de un mes. O no.
