REPORTAJE

La vida entre tres mil botones

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photo_camera Dolores Arce y José Luis Fernández, en la mercería de la calle de las tiendas.

José Luis Fernández, sobrino nieto de la fundadora, María Fernández Costela, mantiene viva con la ayuda de Dolores Arce la llama de la mercería La Dalia As Dúas Irmás. "Aquí la gente busca cosas que no hay en ninguna otra tienda". 

Allá por finales del siglo XIX dio los primeros pasos la mercería La Dalia, que más tarde pasó a ser As Dúas Irmás, en la calle de las tiendas, junto a la praza Maior. Hoy día, ese comercio lo atiende Dolores Arce, mientras que José Luis Fernández, sobrino nieto de María Fernández Costela, la fundadora, regenta desde el 2000 otro negocio en el número 7 de la mencionada plaza.

"Ella (María Fernández Costela) cosía y arreglaba. Y así abrió la tienda", recuerda José Luis, pitillo en mano. "Murió en 1934. La mordió un gato, y ante el temor que el animal tuviese la rabia la vacunaron. Luego resulta que no la tenía y mi tía abuela falleció. Como sería la cosa que luego, durante un tiempo, a mis tías las llamaban 'Las del gato", explica Fernández.

Avelina y Carmen, "Carmiña", tías de José Luis, toman el relevo. "Mi tía Avelina murió con 96 años; antes se fue Carmiña, por un infarto", dice José Luis.

Paralelamente, en el año 2000, José Luis abrió la tienda de la praza Maior, coincidiendo con su regreso desde Barcelona, donde estaba desde 1968. Director de peritaje en una empresa inmobiliaria, no puede resistirse al deseo de su mujer, Carmen, trabajadora de Hacienda: "Ella quería volver y es lo que hicimos. Fueron 32 años, ¡cómo no iba a notar Ourense muy cambiado!".

La vida le tenía guardado un mazazo fuerte, José Luis queda viudo en el 2009. Sabedor que su hijo ha tomado otros derroteros –"Él no quiere saber nada de la tienda, ayuda, sí, pero no le gusta atender a la gente"–, y con la jubilación en ciernes, José Luis ha encontrado en Dolores, Loli, la persona perfecta para continuar la saga. Sólo falta convencerla.

Porque Loli es la segunda pata del banco, una pata muy importante además. Al frente desde mayo del año 2011. "Yo venía del mundo de la confección, un día una amistad me dijo que José Luis buscaba una persona para atender este comercio y así empecé. Me siento genial, muy contenta, otra cosa es que dé el paso para pasar de empleada a dueña. Habría que hablarlo, ¿no?", adelanta Arce.

Las clientas recurren a ella como si tuviera ascendencia divina. Es un no parar de gente. "Esto es como todo, unos días no paras y otros estás más relajada. Pero sí, hay días que vienen más de un centenar de clientes, recalca Dolores.

Una señora respira aliviada tras encontrar una solución que venía buscando desde A Ponte. Tampoco dio con ella unos días atrás en Carballiño. "Es que muchas mercerías las llaman así pero realmente trabajan lo básico", puntualiza Loli, que deja claro que "aquí damos soluciones".

"Casi somos el único establecimiento, y puede que sin casi, en el que se pueda encontrar mantilla española, peineta de ceremonia, velos antiguos que se usaban para ir a misa... También pañuelos y medias de traje de gallega, ligas de novia...", reseña.

Y botones: "En estas estanterías puede haber cerca de tres mil. O puede que más", puntualiza Loli. Cintas de decoración para fiestas o velcro para cortinas tampoco faltan en el comercio. "Aquí la gente busca cosas que no hay en otras tiendas, no es que la clientela sea fija, es que vienen los nietos", finaliza José Luis. "Lo peor es cuando te dicen, ¿cómo que no lo hay aquí, qué hago entonces", termina Loli. 

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