La farmacia Fábrega es uno de los pocos establecimientos antiguos que quedan en la ciudad en los que los turistas se paran y piden permiso para fotografiar el interior.

El legado de un indiano

La vidriera principal, en tonos azules y verdes con el logotipo de la profesión, está situada detrás del mostrador, a la vista del público. Las paredes y los muebles de la farmacia son obra de los famosos Hermanos Rodríguez. (Foto: FOTOS MIGUEL ÁNGEL)
La farmacia Fábrega la hizo don Constantino Añel, un personaje muy influyente en el Ourense de los años veinte y treinta, que regreso de Cuba con bastante dinero. En 1932 construye la casa de la calle del Paseo, con la farmacia en la planta baja para uno de sus hijos. Los Rodríguez, fabricantes de muebles que exportaron mucho más allá de la provincia, se encargaron de la decoración del interior a base de mucha madera en paredes y muebles. Las vidrieras, con motivos profesionales, fueron fabricadas e instaladas por 'La Vega', empresa de espejos y cristales de Vigo.
Don Constantino decide venderla poco después a don Luis Fábrega, propietario de otra farmacia en la calle del Progreso, presidente de la Diputación y cofundador de la Caja de Ahorros Provincial. La compra para su hijo Luis, quien la regentará hasta su muerte sin un farmacéutico en la familia que se haga cargo de la botica. Su viuda la venderá a su actual propietaria.

La transformación de las farmacias en tiendas de variados productos ha hecho que la publicidad y los mismos productos lo invadan todo y oculten parte de su originalidad, que las hace dignas de conservarlas. Las vidrieras están muy presentes en el local, tanto en la parte destinada al público como en la rebotica y el despecho del farmacéutico, incluidos los armarios.

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