RIBEIRA SACRA

Un lugar tocado por el cielo

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photo_camera Vista de los Cañones del Sil desde los Balcones de Madrid.

La llegada de los eremitas transformó el entorno para iniciar toda una cultura del vino más viva que nunca bajo la D.O Ribeira Sacra

Pocas veces encontramos un nombre tan adecuado a un territorio: Ribeira Sacra. Las reminiscencias sacramentales de su nombre evocan un espacio de resonancias religiosas cuasi místicas. Penetrar en este territorio en donde la naturaleza se fusiona con la representación religiosa se convierte en una experiencia que trasciende lo humano.

No es de extrañar que monjes buscarán y encontraran en este lugar, el espacio idóneo para fundar sus monasterios y servir con su austeridad a Dios.

En este lugar encajonado entre las provincias de Lugo y Ourense hay ríos encañonados, bosques frondosos y la mayor concentración de monasterios por kilómetro cuadrado. Algunos, tan impresionantes como el de Santo Estevo de Ribas de Sil, construido en una ladera y rodeado de frondosos bosques. El de Montederramo, de dimensiones colosales. O el de Ferreira de Pantón, habitado por monjas desde el siglo XII. O, excavado en la roca, San Pedro de Rocas, el más antiguo de Galicia.

Los primeros eremitas dieron paso, tras el peligro de las hordas musulmanes, a la orden benedictina cuya labor entre los siglos X y XIII vivió su máximo esplendor. Aunque la fundación de los monasterios supuso también una transformación decisiva en el paisaje. Fueron los monjes los que introdujeron los bancales para poder cultivar aquellas colinas abruptas. Los monasterios crearon una cultura del vino que hoy está más viva que nunca bajo la D.O. Ribeira Sacra.

Haciendo de Ourense y Lugo un único reino, las aguas del Sil y del Miño corren a encontrarse creando un entorno divino. Un lugar tocado por el cielo. Parajes imponentes como los cañones del Sil, que son navegables, y paisajes inolvidables. 

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