Cientos de ourensanos celebraron ayer el San Lázaro 2008, con la quema de cuatro madamitas, que representaban a un director de orquesta, un afilador, un guitarrista y un barbero.

Madamitas y cabezudos van de fiesta

Además, el festejo contó con el regreso de la tradición de los cabezudos a las calles ourensanas, que acompañados por el grupo de gaiteiros de Ponte Vella, recorrieron la calle del Paseo, ante la presencia de autoridades políticas y decenas de familias que participaron en un antiguo ritual de la ciudad que data de la Edad Media.
Un concierto de la Banda de Música Municipal, la tradicional quema de madamitas, y el regreso de ocho cabezudos a las calles, fueron los elementos principales de la celebración del San Lázaro 2008, cuyos comienzos se remontan a a un antiguo ritual que simboliza purificación frente a las pestes, el hambre y la lepra que asolaron la ciudad de Ourense en la Edad Media.

A las diez de la mañana, las bombas de palenque anunciaron el inicio de la fiesta en las inmediaciones del Parque de San Lázaro. La programación religiosa comenzó con una misa en la Iglesia Parroquial de Santo Domingo, desde donde salió una procesión hacia la Iglesia Conventual de los Franciscanos.

Una veintena de puestos ambulantes se instaló alrededor del parque de San Lázaro, en los que se ofrecían desde golosinas, hasta palomitas y rosquillas.

Justo al mediodía, decenas de personas se congregaron en la explanada de la Subdelegación de Gobierno, pues la novedad del festejo estaba a punto de comenzar, por medio del regreso a las calles ourensanos de ocho ’cabezudos’, que representaban personajes cómicos y populares como un payaso, un reo, un diablo, e incluso ’Popeye’.

Los cabezudos representan una tradición que data de hace más de 60 años, y hace casi 20 que no salían a las calles, así lo explicó la concejala de Cultura, Isabel Pérez, quien agregó que en la provincia tan sólo Ribadavia cuenta con este tipo de figuras.

Por su parte, el teniente de alcalde de Ourense, Alexandre Sánchez Vidal, destacó ’a gran afluencia de xente pois eles son os que fan a festa’, a tiempo de que su pequeña hija le tomaba la mano animándolo a seguir el recorrido de los cabezudos y los gaiteiros.

La alegría y las sonrisas se contagiaron rápidamente hasta llegar a un mendigo que pedía limosna en la calle del Paseo, quien al ver pasar a la comitiva de cabezudos, sonreía con gran fervor.

Durante su andadura, los cabezudos se toparon con un grupo de seis mujeres, con pancartas en las que se leía ’Nos parimos, nos decidimos’, quienes se manifestaban de esta forma por el aborto libre.

El climax de la jornada fue la quema de las cuatro madamitas, que representaban a un director de orquesta, un afilador, un guitarrista y un barbero. Dichas figu ras cumplieron con su misión, pues fueron quemadas en símbolo de purificación.

La concurrencia, sorprendida, aplaudió al ver explotar las cabezas de las madamitas, y por el lanzamiento de más de 500 cohetes de artificio.

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