CELEBRACIÓN GASTRONÓMICA

Magosto, tiempo de amigos y castañas

Castañas en el suelo, ya desprendidas del erizo, listas para la recolección. (Foto: ARCHIVO)
photo_camera Castañas en el suelo. (FOTO: ARCHIVO)

Las cifras de la recogida, presentadas por la denominación de origen Indicación Geográfica Protegida de la Castaña (IGP), suponen una inflexión importante en los dos últimos años

Para disfrutar de un buen magosto, los ingredientes necesarios suelen ser pocos. El antropólogo Xosé Antón Fidalgo Santamariña escribió en el número cero de la revista Raigame, en el año de 1995, un estupendo ensayo titulado "As festas de ciclo anual: unha análise da celebración dos Magostos", en el que se deleita en la exégesis de la fiesta que conmemora el fin de ciclo de la recolección de los productos de la tierra, y su almacenaje para el consumo durante los meses del invierno; tan sólo restarán las matanzas. Para Santamariña, el ingrediente protagonista se trata sin duda de la castaña, un producto autóctono típico de la tierra, que resultó de mucha importancia hasta que la entrada del cultivo de la patata, procedente de América, le desplazó a un segundo plano. Santamariña, gran conocedor del saber sociolingüístico, recoge una cuarteta que bien lo resume, situando la celebración del Magosto dentro de un orden cronológico (posterior a las vendimias) y un espacio sociocultural (las relaciones entre hombres y mujeres): "Acabáronse as vendimas / e veñen as esfolladas / para comer coas mozas / catro castañas asadas".

Mas de cuatro, muchas más sin duda, son las que hoy en día se recogen en Galicia. La castaña se ha convertido en un producto al alza, exhibiendo unos números asociados a ella que realmente soprenden. Las cifras de su recogida, presentadas por la denominación de origen Indicación Geográfica Protegida de la Castaña (IGP), suponen una inflexión importante en los dos últimos años, una tendencia que, probablemente 2014 reforzará. El incremento en el volumen de recogida entre 2012 y 2013 fue de un 48%, llegando a las 134 toneladas registradas. Mucho mayor es, sin embargo, el valor asociado a esta recogida: mas de seiscientos mil euros, lo que supone un incremento de 144% respecto a 2013. Que empieza a haber un nicho de negocio mas allá del tradicional magosto salta a la vista.

El ritual

La ritualidad del magosto sitúa la celebración más allá de lo gastronómico: el universo en el que se inscribe se inscribe en lo social y lo simbólico. Lo que realmente importa es la transición anual y la conjunción entre los miembros de una comunidad, que refuerzan sus vínculos mediante la celebración y el acto de compartir todos ante un mismo evento. Los ingredientes pues, son necesariamente pocos y selectos: personas, castañas y vino abundante. Santamariña lo resume con claridad: "Se facemos caso á tradición oral, ben pouco se precisa para celebrar un verdadeiro magosto: basta con xuntarse varias persoas para asar e comer castañas acompañadas duns grolos de viño canto mais bon mellor. Persoas, castañas e viño abundante son, polo tanto, os tres elementos necesarios y suficientes para a conmemoración dos mais enxébres e autóctonos magostos".

Sea del modo que sea, en la ciudad o en el pueblo, el magosto sigue teniendo la propiedad de convertirse en una mágica evocación, capaz de articular las relaciones sociales, reforzando los vínculos entre familiares, amigos y vecinos, al tiempo que supone una seña de identidad inequívoca que sirve como referente simbólico y social indiscutible. Así que, este año, cuando le toque descubrir esa primera capa que la recubre tras ser asada, sepa que por sus manos pasa, no solo un fruto en auge y cotizado, sino que tiene también la tradición toda y la identidad de una tierra allí contenidos. No se vaya a quemar. 

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