La falta de limpieza daña uno de los símbolos de la ciudad, cercado además por basura y grafitis

La maleza se come el Puente Romano

 Imagen que ofrecen los arcos mayores del Puente, llenos  de maleza, que casi los tapa.
Hiedras, zarzas y todo tipo de maleza tapan la estructura de piedra del Puente Romano de Ourense y trepan por sus arcos, ofreciendo una imagen de total abandono en una construcción que es bien de interés cultural y monumento nacional. La Con sellería de Política Territorial, de la que depende el puente (que en su día soportaba una carretera estatal, ahora avenida de As Caldas, que le fue transferida), dice ser consciente de la situación pero no concreta cuándo abordará la limpieza.
Uno de los símbolos tradicionales de la ciudad y más conocidos y apreciados por los visitantes está prácticamente abandonado a sólo dos pasos del centro urbano. Los arcos del Puente Romano de Ourense, siete, aparecen cubiertos de maleza casi por completo, de hiedras y zarzas que se introducen por las fisuras de sus bloques de piedra y que dejan una imagen de deterioro y descuido verdaderamente alarmantes.

Además, la basura y las pintadas se acumulan en su entorno, completando una paisaje deplorable, del que sólo se salva la calzada peatonal, tan transitada por los vecinos para trasladarse al barrio de A Ponte o al centro de la ciudad.

El Puente, que soporta una calzada ahora peatonal pero que en su día fue una vía estatal, ha sido transferido por el Gobierno central a la Xunta, y es la Consellería de Política Territorial la que tiene competencias sobre él, siempre con el permiso de la Dirección xeral de Patrimonio, al ser esta estructura un bien de interés cultural y un monumento nacional.

El delegado de este departamento autonómico, Raúl Fernández, dice ser consciente del estado por el que atraviesa el Puente Romano, pero no ha concretado cuándo se abordará su limpieza; será, según sus palabras, después de que se realicen una serie de análisis para garantizar la conservación del monumento.

La urgencia de la obra

Con todo, Fernández sostiene que la limpieza de los siete arcos de que consta la construcción no es una ’emergencia’ puesto que no hay nada que pueda afectar a la estructura y, además, dice, el invierno no es una buena época para afrontar este tipo de tareas.

Mientras, el delegado de la Consellería de Cultura, Xosé Carlos Sierra, que reconoce el mal aspecto que ofrece el monumento, asegura que se pondrá en contacto con el departamento socialista, aún siendo éste el responsable de las mejoras a realizar, para abordar la limpieza en cuanto sea posible; incluso proyecta ya un inmediato contacto con su homólogo de Política Territorial para buscar una solución conjunta, teniendo en cuenta las competencias de Cultura en materia de protección y conservación del patrimonio histórico-artístico.


Te puede interesar