Lamenta que quienes aplaudieron la muerte de su hermano Miguel Ángel estén ahora crecidos

Mar Blanco: 'Que nadie sufra lo que padecí yo hace 15 años'

María del Mar Blanco, con la foto de su hermano al fondo. (Foto: J.J.GUILLÉN)
Esta semana se cumplen quince años del secuestro y asesinato por ETA del concejal del PP en Ermua de origen ourensano Miguel Ángel Blanco, que provocó la mayor movilización social en Euskadi y el resto de España contra la banda terrorista. El secuestro de Blanco, el 10 de julio de 1997, fue la respuesta de ETA a la liberación, nueve días antes, del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara y a la detención del comando que le había mantenido encerrado en un zulo durante 532 días. .
Su hermana María del Mar lamenta, al cumplirse esta fecha, que quienes entonces aplaudieron la muerte de Miguel Ángel participen ahora en la vida democrática y estén tan 'crecidos' sin haber 'movido ficha'.

De esta forma, la presidenta de la Fundación Miguel Ángel Blanco, reconoce que le duele 'y mucho' el revés que ha supuesto la legalización de Sortu, cuando a día de hoy esta formación sigue sin reconocer el daño causado, sin pedir perdón y sin colaborar con la Justicia. 'Duele mucho, no me gusta, cómo me va gustar que quienes aplaudieron el asesinato de mi hermano hoy estén haciendo política sin haber movido ficha. Para mi supone una humillación a las víctimas del terrorismo. Están muy crecidos', ha dicho.

Pese a la vuelta de la izquierda abertzale a las instituciones, la hermana del concejal secuestrado y asesinado por ETA en julio de 1997, cree que se viven momentos de 'luces' y de 'esperanza' con el anuncio del cese definitivo de la violencia, que no será creíble hasta que la organización se disuelva, entregue las armas y pida perdón.

Mar Blanco, que defiende el plan de reinserción de presos etarras, comprende que haya molestado a las víctimas aunque, a su juicio, no supone ningún beneficio adicional para los terroristas, que tendrán que cumplir los requisitos legales, el primero la ruptura con ETA. No obstante, no tiene interés alguno en entrevistarse con los asesinos de su hermano y admite que hoy por hoy ni olvida ni perdona. 'Yo al fin y al cabo a lo único que aspiro es a no tener que ver el careto de los asesinos de mi hermano, ni sus manos manchadas de sangre, en la calle', dice.

Recuerda que el momento más alegre que ha vivido desde la muerte de su hermano fue cuando a través de la 'pecera' de la Audiencia Nacional pudo dirigirse a los asesinos de Miguel Ángel Blanco, los etarras Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote, e Irantzu Gallastegi, 'Amaia', a los que espetó: 'reíros, reíros, que más me voy a reír yo cuando os vea pudriros en la cárcel'. Hoy, 15 años después, confía en que ninguna familia más tenga que pasar por lo que pasó la suya durante aquellas terribles 48 horas, en las que pese a todo, no hubo ninguna tentación de ceder al chantaje de los terroristas. 'Si en aquel día tanto mis padres como yo nos opusimos a cualquier tipo de cesión o negociación, cómo voy a hacer gestos hoy cuando no los hice cuando la vida de mi hermano estaba en peligro', ha exclamado.

Y sentencia que la derrota de la organización terrorista que se merecen las víctimas es la derrota incondicional, concluye: 'Si hemos aguantado hasta aquí no puede ser que ahora al final tiremos la toalla'.

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