Las mascotas en época covid: más abandonos y maltratos

Las protectoras y asociaciones que aglutinan a los propietarios de mascotas son testimonios en primera línea del abandono de animales cuando llega el mes de junio, con las vacaciones estivales en el horizonte. Pero desde el pasado año, este fenómeno se ha disparado a consecuencia de la covid-19. En España, según recuerda la fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo de Ourense, Carmen Eiró, “cada cinco minutos se abandona un perro”. Son casi 300 al día, según los datos que maneja. Peros estos números, recalca, subieron rápidamente con la desescalada que trajo la pandemia, más de un 25 por ciento, que extrapola también a Ourense. Sobre todo, porque, según explica, hubo un aumento de las adopciones en el mes de marzo del pasado año en tanto que se consideró “una especie de salvoconducto” para poder salir de casa durante el confinamiento domiciliario. Esta circunstancia, explica la fiscal, “unido a la falta de planificación en la adopción de animales, determinó la imposibilidad de conciliar su cuidado con la actividad diaria”. Sucede también con los regalos de cachorros a los niños en las primeras comuniones, apunta Paqui Molina, portavoz de la Asociación Cultural y Deportiva de Propietarios de Mascotas de Ourense (APMOU). “Son muy amoroso y divertidos pero cuando empieza a crecer y destrozar son los primeros en desaparecer”, asegura. Para esta defensora de los animales, hay dos momentos críticos al año en cuanto a los abandonos, a los que se unen, ahora, los “efectos secundarios” de la pandemia: la Semana Santa, un periodo en el que se dejan a su suerte mascotas que se regalan en Navidad, y con la llegada del verano. “Nos falta mucha educación en este terreno, porque hay quienes no son conscientes de que cuando cogen un animal es parte ya de la familia y deriva en un gasto y unos cuidados”, explica. En estos momentos, asegura, la perrera de la ciudad ya está saturada. En los abandonos en época covid también han influido otros factores, según apunta Eiró: “El miedo a contraer la enfermedad (al inicio de la pandemia en Ucrania y China se sacrificaron masivamente animales de compañía, de forma salvaje) o la crisis económica por la reducción de ingresos familiares y los ERTE; hay casos de animales que han quedado huérfanos por la muerte de sus cuidadores y han tenido que ser derivados a protectoras y refugios”. Pero si la humillación del abandono daña la salud física, cognitiva y emocional de los animales, la tenencia irresponsable también se ha traducido en casos de maltrato por violencia física o falta de cuidados (desnutrición o falta de higiene son los más habituales en la provincia). En Ourense, según los datos de la Fiscalía de Medio Ambiente, se iniciaron 12 procedimientos penales por manifestaciones de crueldad o violencia hacia los animales, sobre todo perros, el pasado año. Alfileres en gominolas Precisamente, la Fiscalía el 17 de febrero de 2020 abrió diligencias de investigación, a las que se acumularon seis denuncias, por los mensajes y pegatinas amenazantes para los dueños de mascotas en la ciudad y la colocación de cebos con alfileres en gominolas para perros, principalmente en la calle Ramón Piñeiro, en O Vinteún. Un equipo multidisciplinar con agentes de la Policía Nacional, Local y Seprona investiga los hechos. Eiró cree que para erradicar el maltrato animal queda aún mucho trecho por recorrer. Entre las causas que están detrás de esta penosa realidad apunta “las escasas campañas y políticas públicas de promoción de una tenencia responsable y la ausencia de este tema en el sistema educativo ”. Mató a su perro con una azada tras el confinamiento Uno de los casos de crueldad contra animales ocurrido el pasado año fue juzgado ayer en el Penal 1. L.G.G., de 79 años, aceptó seis meses de prisión por un delito de maltratro animal. Admitió que golpeó con una azada a su perro de raza mestiza en la cabeza para provocarle su muerte. El animal, que tenía tres años, vivía en el domicilio habitual del acusado, en la ciudad. Los hechos que lo sentaron en el banquillo de los acusados ocurrieron el 27 de julio de 2020 sobre las diez de la noche. El inculpado, tal como reconoció, golpeó de forma injustificada al perro hasta el punto de provocarle fracturas óseas y hundimientos de la bóveda craneal. Los golpes provocaron la muerte del perro de forma casi inemdiata. El inculpado lo enterró posteriormente en su finca. El cadáver fue retirada por Progape para denunciar el caso, lo que le provocó una serie de gastoos. Precisamente, L.G.G. tendrá que indemnizar a la protectora de Ournse con 350 euros. Además, la sentencia prohibe al imputado la tenencia de animales durante tres años y medio. El reconocimiento del delito le rrebajó la pena ya que inicialmente la fiscalía reclamaba 16 meses de cárcel.