Buscan como garantizar los servicios, empezando por medicina interna y cirugía pediátrica

Los médicos del CHUO alertan ante el deterioro de servicios

Concentración de trabajadores en el Hospital de Valdeorras, donde también se ceban los recortes. (Foto: J.C.)
La situación de los servicios de medicina interna -ahora que pretenden sacrificar parte de una planta para ampliar urgencias- y de cirugía pediátrica -la última polémica fue el traslado masivo de menores a Vigo para una atención urgente, paliado sólo por la alarma social generada- es sólo la punta del iceberg porque el 'deterioro' avanza sin obstáculos por el Complexo Hospitalario de Ourense.
Es lo que afirman numerosos médicos consultados y los sindicatos de este colectivo profesional, Cesm y Omega, que ayer convocaron, por petición expresa de los especialistas del CHUO, una asamblea informativa para analizar los problemas generados por los recortes sanitarios y por la gestión de la gerencia de atención integrada en esos departamentos y en el funcionamiento general del Complexo.

Acudieron, según el médico Emilio Armada, delegado de Cesm y presidente de la junta de personal del área sanitaria, más de 90 facultativos, pese a las estrecheces del aula que le fue cedida. Fueron médicos de todos los servicios pese a la inconveniencia de la hora, las 13.30, cuando toca informar a familiares, emitir tratamientos o planificar revisiones, y las conclusiones son bien claras: hay que poner fin a los recortes que amenazan medicina interna y pueden acabar con el servicio de cirugía pediátrica y, además, revertir la incesante pérdida de plazas médicas en el CHUO.


MOVILIZACIONES

La asamblea fue sólo el principio, porque habrá una cada semana, pero además hay batalla ahora en medicina interna. Ocurre que los recortes en personal y en el gasto dieron al traste con el equipo médico de urgencias que agilizaba los diagnósticos y decidía quiénes ingresaban o no. La medida funcionaba pero se cayó personal y los ingresos hospitalarios derivados de urgencias volvieron a repuntar; tanto que se proyectó una unidad de corta estancia pero a costa de sacrificar parte de la primera planta de medicina interna, precisamente al lado de infecciosos, saturada todos los inviernos por el envejecimiento de la población, por no hablar de riesgos de contagios. Ahora, por ejemplo, el servicio tiene a cerca de 200 personas ingresadas.

La indignación estalló y ya el pasado viernes 30 médicos del servicio se apostaron a las puertas del despacho de Eloína Núñez, con el jefe de servicio a la cabeza, hasta que lo recibió, aunque sin que se acercasen posturas. Ella, de momento, puso el freno, pero temen que intentará imponer los cambios.

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